Esta jornada, cientos de manifestantes radicales, seguidores del expresidente Jair Bolsonaro, invadieron y destrozaron las sedes del Congreso Nacional, la Corte Suprema y el Palacio de Planalto en la capital del gigante sudamericano.
Las imágenes de hoy en Brasilia replican con exactitud las del 6 de enero de 2021 en el Capitolio de Estados Unidos. No es casual, aseveró la también titular del Senado argentino.
Los discursos de odio en medios de comunicación y redes sociales, la estigmatización del que no piensa igual hasta querer inclusive suprimir su vida, y la violencia, son signos contemporáneos de las nuevas derechas. No basta con el imprescindible repudio o la necesaria condena, añadió.
Asimismo, afirmó que “quienes creemos en lo nacional, popular y democrático debemos hacer un análisis profundo y descarnado frente a este fenómeno que, más allá de la existencia de organizadores, financiadores y responsables, captura a segmentos de la población (inclusive algunos en contra de sus propios intereses económicos) para jaquear la democracia”.
Confiamos en la experiencia de Lula para afrontar este verdadero desafío, indicó.
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