El cadáver carbonizado del agente fue encontrado en la ciudad puneña de Juliaca, junto a una patrulla quemada y aun no ha sido identificado. De acuerdo con la Policía, la patrulla fue atacada por una turba que arrebató a los dos ocupantes sus armas y chalecos blindados y uno de ellos logró escapar y fue hospitalizado.
Los 17 fallecidos civiles cayeron ayer en las inmediaciones del aeropuerto de Juliaca, el que pretendían ocupar los manifestantes, para lo cual, según afirmó anoche el primer ministro, Alberto Otárola, usaban armas y explosivos caseros y hay 75 policías heridos.
El gobernador de Puno, Richard Hancco, que se declaró ajeno a posiciones radicales, destacó que la primera demanda de las protestas, que se desarrollan también en otras regiones, es la renuncia de Boluarte, quien debe dejar el cargo.
Dijo que comprende la posición de un gran sector de la población que la considera traidora por haber optado por una política diferente a la de su antecesor, el destituido Pedro Castillo, por lo que los puneños se alegrarán cuando dimita.
Añadió que es falso que los manifestantes tengan armas y explosivos, que actividades ilegales financian las protestas y que el Gobierno impondrá el orden en Puno, como afirmó anoche Otárola en un mensaje.
Hancco afirmó que ese discurso, que recibe críticas por confrontacional, indigna a la población y ha exacerbado al pueblo de Puno, el cual, dijo, participa masivamente en las protestas.
Preguntado por la posibilidad de que haga un llamado a la paz, respondió que “no puedo llamar a la calma cuando matan inocentes innecesariamente” y agregó que “la autoridad se gana con respeto al pueblo, no con balas».
En Lima, la congresista de derecha Martha Moyano sostuvo que los policías no usan armas en Puno, lo que no sostiene el Gobierno, y que las muertes habrían sido causadas por terroristas infiltrados.
El congresista del Partido Perú Libre Waldemar Cerrón confirmó que su bancada, como otras de izquierda, no votarán por la confianza confirmatoria que el Gabinete pide al Congreso de la Repúbica, posición que, tras las muertes de ayer, comparten algunos legisladores considerados de centro.
“No se puede gobernar sobre cadáveres en democracia”, dijo Cerrón, quien condenó las afirmaciones políticas y mediáticas que califican como terroristas a los manifestantes, llamó al diálogo y pidió “respeto al pueblo que lucha”.
El comentarista de televisión Nicolás Lúcar consideró preocupante que el Gobierno, ante la conmoción social, solo tenga respuestas policiales y militares, mientras se multiplican los llamados al diálogo.
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