Como contexto de esos afanes, las protestas iniciadas en su segunda ola el 4 de enero tocan las puertas de la capital peruana con el inicio de la llegada de grupos de manifestantes desde el interior y la jefa del Estado insistió en atacar a quienes llama dirigentes azuzadores.
Sostuvo que esos dirigentes obligan con amenazas a la población a bloquear carreteras y enfrentar a la Policía y ese tipo de argumentes, según defensores de las protestas, ofenden a los manifestantes y exacerba el conflicto.
La mandataria indicó que autoridades religiosas, con las que se reunió ayer, expresaron su disposición de contribuir a alcanzar el diálogo que los líderes sociales se niegan a sostener con ella por el medio centenar de muertes registradas durante las protestas y afirman que seguirán luchando hasta que Boluarte dimita.
El moderado politólogo Alberto Vergara señaló que la gobernante interina arrastra como elemento adverso de su imagen haber actuado con oportunismo y arribismo al aliarse con la mayoría derechista del Parlamento, que mantuvo una oposición encarnizada contra el expresidente Pedro Castillo, de quien ella era vicepresidenta y ministra.
Su inviabilidad fue señalada también por la analista conservadora Rosa María Palacios, tras dos encuestas que le asignaron una desaprobación de 71,00 por ciento de los consultados.
En ese contexto, las bancadas progresistas del Congreso de la República plantean una ruta de salida a la crisis, cuya pieza maestra es la renuncia de la presidenta, a lo que se niega y busca desacreditar a quienes se lo exigen.
La dimisión, según la carta magna, determina que asuma el presidente del Parlamento, lo que obligaría a un pronto adelanto de elecciones y la línea de sucesión indica a José Williams. Williams integra el bloque congresional ubicado más a la derecha del impopular órgano legislativo, uno de cuyos exponentes, José Cueto, plantea abiertamente medidas legales que eliminen del escenario político a fuerzas que considera antidemocráticas, es decir de izquierda.
Otro integrante del bloque, Jorge Montoya, propuso que, ante el avance a Lima de caravanas de manifestantes del interior, el Gobierno siga aplicando la mano dura y confisque los vehículos que los traen y prohíba la entrada de esos grupos a la capital.
Ante tal panorama, el vocero de la bancada del Partido Perú Libre, Flavio Cruz, señaló Boluarte que debe renunciar y dar paso a una figura de consenso, que asuma la presidencia y garantice neutralidad en la transición y las nuevas elecciones.
Los gobernadores regionales de todo el país, por otra parte, están de acuerdo con la renuncia de la gobernante, que ocupa cada vez mayores espacios en el panorama político.
El congresista Hernando Guerra, otro integrante del bloque derechista que apoya la continuidad de Boluarte y la actuación de la Policía contra las protestas, declaró, ante preguntas de la prensa, que, si fuera el caso, Williams está preparado para asumir la Presidencia de la República.
De otro lado, el Jurado Nacional de Elecciones (JNE) y el experto electoral Fernando Tuesta coinciden con el analista Carlo Magno Salcedo, en que es posible realizar adelantadas en los últimos meses de este año las elecciones, pese a que al instalarse en el cargo, la presidencia afirmaba que gobernaría hasta el fin del mandato de Castillo, en 2026.
El adelanto, otra vía para terminar con la gestión de la presidenta, aliviaría la tensión social, pero las protestas rechazan que los comicios sean en abril de 2024, fecha aprobada por el Parlamento y Boluarte, y exigen que se realicen lo antes posible.
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