Desde las primeras horas de la noche del lunes Prensa Latina comprobó la existencia de largas filas de personas de diversas edades ante las mesas de los artesanos para comprar billetes en miniatura, pequeñas réplicas de títulos profesionales, casitas y otras creaciones que aludían a bienes inmuebles y carritos, entre otros.
En muestra de gratitud porque vieron cumplidas sus peticiones, muchos de ellos obsequiaron este 24 de enero, tras la medianoche, toda suerte de objetos en miniatura.
Muy llamativo resulta el caso de los billeticos, que según la costumbre son lanzados al aire y quienes deseen 365 días de prosperidad monetaria deben tomarlos en el aire y no así del suelo.
Fieles a una tradición que data de las comunidades originarias de estas tierras, los agradecidos practican esas dádivas previamente a la inauguración de las Alasitas en el mediodía del 24 de enero.
La ejecutiva de la Federación Nacional de Artesanos Expositores de Navidad (Fenaena), Judith Mancilla, afirmó en entrevista a Prensa Latina que desde el Día del Artesano en Bolivia (16 de diciembre) comenzó la promoción de estas celebraciones.
“Desde esa fecha nuestra federación, que agrupa 75 asociaciones netamente artesanales, promovió la celebración en este año de las Alasitas”.
Mancilla dijo a esta agencia de noticias que esta es una forma de reconocimiento a los distintos creadores “que le ponen el hombro al país con sus artesanías en miniatura”.
“Ahora como patrimonio cultural intangible de la humanidad según la Oficina de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), queremos ese respeto, esa dignidad en nuestra Feria de Alasitas”, enfatizó la líder gremial.
Insistió en que no se trata de un acontecimiento ferial más, “por su gran simbolismo, que incluye la fe en el objeto que se adquiere para que el Ekeko, la Pacha Mama o el dios de los cristianos “te lo devuelva en grande”.
Consideró que lo importante es ese fenómeno lúdico en que niños, jóvenes y adultos adquieren las miniaturas, unos con mucha fe, otros simplemente porque les gusta la artesanía, y por eso la Fenaena los invita a todos a que disfruten lo que está creado en Bolivia, ciento por ciento boliviano.
Mancilla recordó que los ajayus (espíritus) de los actuales creadores, sus abuelos y tatarabuelos, crearon en el kilómetro cero de La Paz, en la Plaza Murillo, la Feria de Alasitas, y al hacer su presentación de la correspondiente a 2023 en este mismo sitio la cuarta generación de artesanos sintió un gran honor.
“Al bailar aquí, sentí que detrás de mí bailaban mi abuelo y mi tatarabuelo porque ellos exponían en este lugar”, concluyó Mancilla.
La Feria de Alasitas (en aymara significa “cómprame”) es una tradición de la ciudad de La Paz que se remonta a antiguas tradiciones de esa comunidad originaria, por esa valía de las culturas bolivianas, la Unesco declaró en diciembre de 2017 a los Recorridos Rituales en la Ciudad de La Paz durante la Alasita como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
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