Por Manuel Vázquez
Corresponsal jefe de Prensa Latina en Sudáfrica
De un lado, la industria nacional, sobre todo aquellas fábricas de producción continua, ven interrumpidas varias veces al día sus procesos productivos, con la consiguiente disminución de los volúmenes y encarecimiento de los costos de fabricación.
Asimismo, a causa de la necesidad de activar constantemente miles de generadores emergentes en hospitales, industrias, comercios, gasolineras, entre otras instalaciones, el consumo nacional de diesel se disparó, en un país cuya base energética principal es el carbón. Por otra parte, la vida cotidiana se afecta ante la imposibilidad de acceder a servicios públicos, tareas domésticas y pasando por congestionamientos del tránsito vehicular por semáforos interrumpidos y otras consecuencias menores, pero no menos molestas.
En ese aspecto, no son de soslayar efectos indirectos como la irritación ciudadana, y estados negativos de opinión sobre la real capacidad del Gobierno para satisfacer las necesidades energéticas de la nación.
En estos momentos, según explicó el ministro de Recursos Minerales y Energía de Sudáfrica, Gwede Mantashe, la empresa eléctrica nacional, Eskom, tiene 48 mil megaWatts (MW) conectados a la red, pero de momento solo entrega, en el mejor de los casos, 26 mil MW.
Hay unos 22 mil MW que están inactivos, aunque conectados. No se encuentran en una situación que no pueda ser revertida, agregó.
Por ello, desde el pasado diciembre de 2022, en Sudáfrica se mantienen en marcha programas de cortes de energía, llamados aquí deslastre de carga (load shedding) correspondientes a reducciones de entre cuatro mil y seis mil MW diarios. Son las llamadas Etapas 4, cinco y seis.
Así, por ejemplo, cuando se pone en marcha la Etapa 6, para compensar en seis mil MW la falta de generación, las personas se ven afectadas por apagones de entre ocho y 12 horas diarias. En el plan de Eskom se contempla hasta la Etapa 8, aunque en caso de necesidad el número pudiera aumentar.
LAS CAUSAS
Según el más reciente informe del Comité Nacional de Crisis Energética sobre su plan de acción energético, el decreciente factor de disponibilidad de energía de las plantas de Eskom refleja el impacto acumulativo de la inversión insuficiente histórica en mantenimiento y activos.
Por disimiles razones, durante años los fondos asignados a la empresa no se materializaron en la suficiente cantidad de piezas de repuesto, lo cual a su vez condujo a la no ejecución de los mantenimientos que demandaban las unidades generadoras acorde con las indicaciones de sus fabricantes.
A ello se sumaron fallas en el diseño de centrales eléctricas construidas en la última década, de acuerdo con el Comité.
Un importante elemento entre las causas de la actual crisis derivó de varios escándalos mayúsculos de corrupción en empresarios y funcionarios, que mermaron las aspiraciones de la población de contar con un suministro eléctrico estable y suficiente. Desde hace tiempo, explicó la gerencia de Eskom, se está lidiando con profundos problemas estructurales en sus envejecidas termoeléctricas de un promedio de 45 años de explotación, lo cual se aproxima a la vida útil típica de diseño de 50 años de una central energética.
Los directivos de Eskom reiteran que la única forma de terminar con los apagones es agregar capacidad adicional a la red.
El déficit se estima actualmente de cuatro mil a seis mil MW de capacidad de generación en comparación con la demanda.
LAS SOLUCIONES
Sin embargo, como reza una expresión popular, del piso nadie se cae, Sudáfrica espera que a partir de ahora la recuperación energética siga un camino ascendente siguiendo un elaborado Plan de Acción gubernamental a corto, mediano y largo plazos.
Como declaró el presidente Cyril Ramaphosa, “los sudafricanos tienen razón al exigir una acción inmediata para abordar el impacto devastador de la reducción de carga en nuestras vidas y en la economía”.
Para ello, el Gobierno declaró como la prioridad número uno de su gestión el abordaje del déficit actual de electricidad.
En consecuencia, los primeros pasos ya se están dando: el Plan de acción del Comité busca, a corto plazo, reducir la severidad de los cortes eléctricos mediante el mejoramiento de la capacidad y la eficiencia de las centrales de Eskom, así como estabilizar el sistema eléctrico nacional.
A largo plazo se busca eliminar completamente los apagones por falta de capacidad generadora, así como sumar más unidades a la red nacional.
De inicio, se han dado algunos pasos hacia la implementación de los proyectos de recuperación previstos para el corriente 2023 y 2024, como excluir la infraestructura de transmisión de la necesidad, obtener una autorización ambiental en áreas, en las cuales el impacto sobre el entorno sea considerado bajo.
También se redujo el plazo para las autorizaciones ambientales a 57 días para proyectos considerados Estratégicos de Infraestructura.
El plazo de conexión a la red de instalaciones se redujo de nueve a seis meses, mientras el periodo para las autorizaciones de uso de suelo de proyectos energéticos bajó de 90 a 30 días.
Otras acciones acometidas por las autoridades fue la modificación del Anexo 2 de la Ley de Regulación de la Electricidad para eliminar el requisito de licencia para los proyectos de generación, lo cual, espera el Gobierno, acelerará significativamente la inversión privada.
De esa manera, la cartera de proyectos del sector privado creció a más de 100 iniciativas por una capacidad conjunta de más de nueve mil MW. Se espera que el primero de estos emprendimientos a gran escala se conecte a la red a finales de 2023.
Otro de los pasos dados es la publicación del Ministerio de Recursos Minerales y Energía de una resolución para proyectos por 14 mil 771 MW de nueva capacidad de generación a partir de energías renovables: eólica, solar, mientras se negocia la compra de unos mil MW desde países vecinos a partir de este año.
Eskom identificó además seis centrales termoeléctricas priorizadas durante los próximos meses a través de un Plan integral de recuperación de generación, supervisada por una recién creada junta directiva de la empresa.
Sin embargo, la realidad, según Eskom, es que resolver los problemas de rendimiento de las unidades generadoras de carbón, columna vertebral del sistema eléctrico nacional, “llevará más tiempo del que Sudáfrica quiere y necesita”.
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