Vecinos de la enorme y fortificada sede captaron a los francotiradores con uniformes de combate, listos para disparar y apostados en lo alto del edificio ubicado en un barrio exclusivo del municipio limeño de Surco.
Paradójicamente, hoy mismo Estados Unidos divulgó una declaración en la que pide respeto a los derechos humanos y diálogo para la solución de la crisis.
El plantón, frente a la embajada norteamericana, de cientos de manifestantes llegados de regiones surandinas, estuvo exento de cualquier forma de violencia y rechazó la influencia de Washington en Perú.
“¡Fuera yanquis!” gritaron repetidamente los participantes en la protesta ante la sede diplomática y corearon canciones relacionadas con su lucha y su principal demanda, la renuncia de la presidenta Dina Boluarte.
La presencia de los manifestantes, en su mayoría indígenas y algunos con sus atuendos típicos, causó sorpresa en la exclusiva zona este de la capital, mientras un cordón de policías locales cubría la fachada de la embajada norteamericana.
Grupos de marchistas que a diario protestan desde el 19 de enero dedican las mañanas a marchar hacia puntos determinados a expresar su rechazo a lo que simbolizan y ayer lo hicieron ante la Confederación de Empresarios Privados, adversa a sus demostraciones.
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