Los bebes, que aún no tienen nombre, se les puede ver desde esta semana corretear juntos y explorar los recovecos de su territorio bajo la atenta mirada de sus dos madres.
El léon del Atlas, es venerado en el país y uno de sus símbolos, al punto que la selección nacional de fútbol lleva su nombre, y se especula por estos lares que la frase «rey de la selva» viene precisamente de estos, porque ser la subespecie más grande y fuerte, cuyo habitad natural fueron las montañas y no la sabana.
Los expertos aseguran que el frío montañés fue la causa de su melena más larga y tupida que las del resto de los leones africanos, quienes además tuvieron un comportamiento un tanto aislados y no andaban en grandes manadas.
Cuando poblaban aún los bosques se localizaban en toda la zona norte del continente africano, pero el progresivo deterioro de su hábitat les llevó a principios del siglo XX a bajar para buscar comida y comenzar a alimentarse de las reses de los ganaderos.
La caza por placer organizada en la época colonial y las batidas de ganaderos defendiendo sus rebaños provocaron su extinción y hoy los últimos ejemplares se localizan sólo en zoológicos, como el de Rabat, que por demás aseguran los científicos que ni siquiera son de raza pura.
El último en libertad del que se tiene constancia en Marruecos fue abatido en 1942 cerca de Marrakech y en la actualidad no hay programas para reintroducirlos en su habitad por ser una especie peligrosa y no hay espacios adecuados para ellos, aseguró el jefe del servicio veterinario del zoo, Saad Azizi.
El centro marroquí es un referente en su cría y tiene la población más grande, 37 en total, tantos que controlan su reproducción para no sobrepasar su capacidad, aunque son muy demandados y algunos, indica el veterinario, se trasladaron a centros en Nueva York o París.
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