Por Mario Hubert Garrido
Corresponsal Jefe de Prensa Latina en Panamá
De acuerdo con la diputada suplente, Yaidelis González, proponente del proyecto, la iniciativa se encuentra en una subcomisión legislativa, que solo se ha reunido una vez.
Para la parlamentaria, lamentablemente, no ha sido prioridad esa discusión, pese a evidencias remitidas por organismos internacionales como la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
OCTÁGONOS QUE HABLAN
El etiquetado frontal de advertencia nutricional consiste en colocar en la parte delantera de los envases de los productos alimenticios información al público sobre el contenido de los nutrientes.
La información estaría representada con imágenes en forma de octágonos, con datos referidos al exceso de azúcares, grasas, grasas saturadas, sodio y exceso de grasa trans.
En los países donde ya se ha aplica este sistema de etiquetado -Colombia, México, Chile, Argentina, Perú y Uruguay- se ha demostrado que utilizar octágonos es más efectivo para identificar los productos alimenticios menos nocivos para la salud, además de observarse que incide en la decisión de compra.
HACERSE SENTIR
La líder del Movimiento de Alimentación Saludable en Panamá, Betty Cruzado, explicó a Prensa Latina que el proyecto tarde o temprano se convertirá en ley, toda vez que existe la necesidad de que como consumidores sepamos “lo que estamos comiendo.
Añadió que en este 2023 el colectivo que representa se hará sentir con mayor fuerza para apoyar la iniciativa que, según aclaró, “no es en contra de los empresarios, pues solo nos interesa saber lo que consumimos”.
En los últimos años los patrones alimenticios han presentado cambios importantes con un elevado consumo de productos procesados y ultra procesados, con nutrientes críticos, como los azúcares agregados, las grasas saturadas y el sodio, agregó.
Cruzado alertó que esto se asocia a las enfermedades no transmisibles como el sobrepeso y la obesidad, la diabetes, la hipertensión arterial y las enfermedades vasculares, cardíacas, cerebrales y renales, así como varios tipos de cáncer relacionados con la obesidad y con la mala alimentación.
VOZ DE ENCUESTAS Y FAO
Una Encuesta Nacional de Salud Pública realizada en Panamá en 2019 reveló que cuatro de cada 10 niños, en edades de cinco a nueve años, presenta exceso de peso, cifra que en los adultos es de siete de cada 10.
Por su parte, el oficial de nutrición de la oficina regional de FAO para Mesoamérica y el país canalero, Israel Ríos, confirmó a Prensa Latina que los programas contra la obesidad deben estar regidos por la defensa de la soberanía y seguridad alimentaria ante una avalancha de los llamados productos chatarra.
Avalado en la Constitución panameña, en su artículo 56, y reconocido por ONU desde 1948, el derecho de las personas a tener acceso a suficientes alimentos, implica también que sean adecuados, nutritivos y con respeto a la cultura local, señaló.
En América Latina y el Caribe y en lo particular en Panamá, las estrategias apuntan además al bienestar social, para lo cual la alimentación es primordial y, por supuesto las políticas públicas de combate al sobrepeso.
Al respecto, Ríos mencionó el respaldo que ofrece la FAO a la confección por el Ministerio de Salud de guías alimentarias, sobre todo las relacionadas con los menores de dos años y la lactancia materna, el primer acto de soberanía alimentaria, consideró.
También mencionó el programa Estudiar sin Hambre, según la Ley 115 de 2019, que establece la compra de producción local para las comidas en las escuelas.
Sin embargo, al referirse al proyecto sobre el etiquetado frontal de alimentos procesados, precisó que es vital se evalúe y apruebe después de más de dos años de inmovilidad.
Al respecto, Ríos calificó como cardinal la iniciativa presentada al legislativo por organizaciones como el Movimiento de Alimentación Saludable, la Asociación Panameña de Nutricionistas y Dietistas; y la Fundación Panamá Saludable, entre otras.
Se trata de una herramienta simple, práctica y eficaz para informar al consumidor sobre productos que pueden dañar la salud y ayudar a orientar las decisiones de compra, como sucede en Ecuador desde 2014; y en Chile desde 2016, entre otras naciones del continente.
El etiquetado no es más que una serie de sellos que indican si los productos contienen excesiva cantidad de azúcar, grasas y sal, aclaró.
El identificar fácilmente estos sellos, dijo, permitirá al consumidor tener el derecho de saber qué está ingiriendo u ofreciendo a los miembros de su familia.
La medida busca que las compras sean informadas, pues existen fuertes campañas de mercadeo que promocionan productos empacados y bebidas azucaradas, sobre todo dirigidas a los infantes, en momentos en que el sobrepeso y la obesidad alcanzan cifras récord en Panamá.
Mientras, el proyecto de ley espera por un 2023 más productivo y fructífero en el plenario del legislativo istmeño.
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