El proyecto Kitabanga es el promotor de la iniciativa, que comenzó en la década de 1980 por idea de la profesora Ana Lúcia, de la Facultad de Ciencias de la Universidad Agostinho Neto, en Luanda, reportó la agencia Angop.
Según la reseña mediática, la conservación de estos reptiles marinos tiene lugar en diversas zonas litorales del país gracias al empeño de los ambientalistas.
Con una estructura artesanal, la instalación en la playa de los pescadores de Barra de Cuanza dispone de unos 20 metros de largo y cuatro de ancho para facilitar el desove de los quelonios, explicó el responsable Gregório Bento.
Estas incubadoras, abundó, son esencialmente un conjunto de nidos instalados en espacios seguros sobre la arena, donde las crías encuentran refugio frente a las dinámicas y transformaciones provocadas por la acción humana.
En Barra de Cuanza, informó, tienen actualmente siete nidos con 30 a 35 huevos cada uno, que deben desovar en un período de 45 a 50 días, la mayoría pertenecientes a la especie verde.
Pese al esfuerzo de los ecologistas, la situación de la tortuga gigante, conocida en la región como Kitabanga, es “muy preocupante”; está al borde de la extinción a causa de la captura y la matanza indiscriminadas, dijo el entrevistado.
De acuerdo con la fuente, en Angola las tortugas están protegidas por ley desde 1970; en 2004 el Estado reforzó la normativa mediante la Ley de Recursos Biológicos y en 2016 la especie quedó inscrita entre las prioridades del Plan Nacional de Conservación Animal.
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