En su alocución, realizada el pasado martes en la sede del Congreso, el mandatario habló por más de una hora entre los aplausos de sus acólitos y los abucheos que en algún momento le dedicaron los miembros del Partido Republicano.
En un artículo de opinión publicado por el diario The Hill, incluso le acusaron de torcer la verdad en función de sus intereses y de decir alguna que otra cosa de cuestionable veracidad.
Según apuntó el texto, el gobernante dio una charla alegre tras la cual se pensaría que los delitos violentos no aumentan en la mayoría de las ciudades del país, o que las sobredosis de fentanilo fueron mínimas, cuando constituye la principal causa de muerte de los adultos entre 18 y 49 años.
El presidente giró los números para que se sintiera como si fueran los locos años 20 nuevamente, aseguró el texto.
La inflación ha caído todos los meses durante los últimos seis meses, mientras que el salario neto ha aumentado, declaró el gobernante, pero omitió cómo el primero de esos indicadores todavía es casi cinco veces más alto que el día que asumió el cargo, remarcó el análisis.
Según el escrito, el giro continuó en el tema relacionado con la deuda nacional.
“Los dos años desde que estuvimos en el poder, hemos reducido la deuda nacional, hasta ahora, 1,7 billones (millón de millones) de dólares en dos años. Y aun así hicimos crecer la economía. Pero lo hicimos porque pagamos todo. Pagamos por todo y al mismo tiempo hicimos crecer la economía”, dijo Biden, citado por el artículo.
Esto simplemente no es cierto. El día de la investidura del mandatario, la deuda nacional era de unos 27,7 billones de dólares, según el Tesoro de Estados Unidos. Y a partir del 6 de febrero de 2023, saltó a 31,5 billones de dólares, remarcó el reporte.
Concluyó el texto que el discurso de Biden no fue diferente a los otros vistos en el país en años anteriores.
Estos, aseveró, son poco más que una larga lista de posiciones políticas marinadas en autocomplacencia.
Por su parte, un artículo difundido en el sitio Common Dreams, aseguró que la alocución de Biden fue contradictoria en lo que respecta a la política medioambiental de la nación.
El presidente dijo que la crisis climática es una «amenaza existencial» y los líderes políticos tienen la obligación de enfrentarla para, segundos después, agregar cómo aún el país necesitará por un tiempo gas y petróleo, lo que provocó la anuencia de los legisladores republicanos, relató.
El discurso, recordó el artículo, se produjo solo una semana después de que la administración diera un paso clave para aprobar un proyecto de perforación masivo en Alaska, que emitiría 9,2 millones de toneladas métricas de dióxido de carbono cada año.
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