“Lo que faltaba para seguir ‘terruqueando’”, afirmó en un artículo publicado en redes de Internet el analista Jaime Antezana, a tiempo de afirmar que la emboscada de ayer en la provincia de La Convención de la región de Cusco estaría ligada a la corrupción policial por el narcotráfico.
Añadió que la acción “será presentada como una acción ‘terrorista’ y no como una narco-emboscada del brazo armado del narcotráfico; se hará creer que el ‘terrorismo’ es el gran problema del Perú”, en el contexto de acusaciones oficiales de la participación de señalados como terroristas en grandes protestas sociales.
La emboscada se realizó en el Valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro (Vraem), como se denomina al territorio en el que operan esporádicamente los oficialmente llamados “narcoterroristas”, remanentes del grupo armado Sendero Luminoso que, según el analista, sirven de escolta al narcotráfico que actúa en la zona.
Explica que, según fuentes policiales, la operación, como todas las que realiza la Policía en el Vraem, salvo aquellas en las que participan también militares, se realizó de madrugada, hora en la que operan policías para robar droga a los narcotraficantes o cobrarles cupos, y no a media mañana, como informó la Policía.
Por eso, según Antezana, desde diciembre de 2006 las columnas de irregulares han emboscado a patrullas y atacado unidades policiales, como “ajustes de cuentas”.
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