La radio de las Naciones Unidas vio la luz el 13 de febrero de 1946 y por ello, naturalmente, se escogió la fecha para celebrar su día mundial.
Como medio barato, apenas con escasos recursos y sin la parafernalia de producción que requieren las grandes cadenas, la radio emprendió su viaje con el esplendor de un niño, más, se hizo madura y longeva con esa misma candidez de la juventud.
Su poder de ubicuidad y su interacción directa hasta llegar a lugares remotos hacen de este medio masivo de comunicación un instrumentos muy útil para casos de emergencia y desastres naturales, momentos en los que mantienen sus trasmisiones, mientras otros medios de información se quedan rezagados.
Los grupos de población más marginados del planeta o personas discapacitadas, analfabetas y pobres son beneficiados con un radiodifusor; las sociedades indígenas en países latinoamericanos poseen su radio comunitaria para divulgar inquietudes y problemas propios de las localidades donde la televisión no tiene acceso, y allí está un dial.
A iniciativa de España, la Conferencia General de la oficina de la ONU para la Educación, la Ciencia y la Cultura propuso en 2011 a la Asamblea General conmemorar cada año la efeméride y realzar la importancia internacional de dicho medio.
Naciones Unidas al año siguiente aprobó la iniciativa por unanimidad, proclamando así el Día Mundial de la Radio, una herramienta que en la actualidad está considerada el medio informativo más emblemático y dinámico de todos, pese a los avances tecnológicos de los últimos años, sobre todo, en el cambio de un siglo a otro.
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