Al hablar en el Diálogo Juvenil Nelson Mandela, que acoge aquí la Universidad Walter Sisulu, el mandatario expresó su convencimiento de que, como jóvenes, los reunidos son los innovadores, los creadores de cambios y los agentes de progreso en la región.
El Diálogo Nelson Mandela, recordó, es un compromiso entre jóvenes africanos sobre los temas más críticos y apremiantes de nuestro tiempo, como el desempleo juvenil, el comercio africano y la integración económica, el espíritu empresarial, el desarrollo sostenible, el cambio climático y la buena gobernanza.
África no necesita dirigentes que solo quieran liderar, enfatizó, sino líderes que sean éticos y de principios, puso de relieve el Presidente.
El continente necesita líderes de coraje, agregó, con un compromiso inquebrantable de promover los derechos humanos y las libertades fundamentales para todos, independientemente de su raza, clase, género, etnia, orientación sexual, orientación política o si alguien nació rico o pobre.
La diversidad de África, añadió, debe ser una fuente de fortaleza, no una causa de división. Los verdaderos líderes defienden la verdad y la justicia. Se oponen a la inhumanidad en todas sus formas y luchan siempre por la paz como condición previa para el progreso.
Necesitamos dirigentes que entiendan que, para liderar a la gente, primero debes estar entre el pueblo, y responder a sus necesidades más inmediatas y apremiantes, dijo a los jóvenes.
En ese sentido, y al referirse a positivas acciones transformadoras pasadas y en curso en el continente, Ramaphosa recordó cómo “en los primeros días de la Revolución cubana, que inspiró en gran medida los movimientos posteriores a la independencia en África, se enviaba a los jóvenes a las ciudades y pueblos para enseñar a la gente a leer, un acto que transformó el país”.
Tras rememorar la historia del pasado colonial africano, el Presidente apuntó cómo éste denigró las formas de vida de los africanos, “nuestra historia, nuestra cultura, nuestros sistemas de creencias, nuestras costumbres, nuestras tradiciones y nuestra vida económica”.
Sin embargo, acotó, mucho después del derrocamiento de los gobiernos coloniales, “el imperialismo y los prejuicios raciales impidieron que nuestras heridas históricas sanaran adecuadamente y que pudiéramos avanzar libremente hacia el progreso”.
En ese punto, recordó al intelectual Frantz Fanon, destacado filósofo y político, quien apoyó las luchas de descolonización, quien afirmara: “El imperialismo deja gérmenes de podredumbre que debemos detectar clínicamente y eliminar de nuestra tierra, pero también de nuestra mente”.
El imperialismo floreció, resalttó Ramaphosa, porque hizo que los oprimidos se creyeran algunas de las peores mentiras sobre sí mismos.
Pero ahora, resumió, las soluciones a los problemas de África están a nuestro alcance. Muchos de ellos ya se están implementando, para África y por jóvenes africanos.
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