*Por Gonzalo Crespo, enviado especial
En la segunda etapa de la cita, los líderes de los grupos A (Cuba-Italia) y B (Japón -Australia) coinciden en territorio nipón y quizás -algunos creyentes- deseen extender este pacto divino que los colocó a un paso de la semifinal del certamen.
Para concretar este acuerdo, Tokio acoge un sitio mágico, marcado por una mística ancestral: el Templo de Sensoji, conocido también como Asakusa Kannon, el cual atrae constantemente a miles de personas ansiosas por recorrer sus instalaciones.
Reconocido como uno de los lugares espirituales más visitados del planeta, el sitio rinde tributo a la deidad Kannon Bosatsu (Avalokiteśvara), el misericordioso regente del nirvana y el Bodhisattva de la compasión, cuyos atributos pudieran enfilarse tras una de las alineaciones.
El templo principal y una pagoda de cinco pisos conforman el complejo religioso, cuya leyenda se remonta al año 628 cuando dos hermanos descubrieron una estatua dorada de Kannon en el río Sumida, y, a pesar de devolverla a su lugar, la efigie regresaba constantemente a ellos.
Este suceso marcó sus inicios, ya que el jefe de la aldea Asakusa decidió convertir su propia casa en un santuario para albergar la figura y alentar a los lugareños a adorarla, mientras los años siguientes marcaron el crecimiento del espacio.
Aunque –lamentablemente- gran parte del complejo Sensoji fue destruido durante los ataques aéreos de la Segunda Guerra Mundial, el santuario fue reconstruido y ahora se considera un símbolo de renacimiento y paz.
Cada metro cuadrado seduce a los turistas: las dos puertas principales, la pagoda, la sala principal y varios sub-templos más pequeños, un extenso boulevard, una antigua calle comercial y varios jardines, ofrecen un viaje singular al pasado en medio del apogeo del Clásico Mundial de béisbol, deporte que genera enorme pasión en el territorio asiático.
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