La mandataria se refirió al tema al inaugurar un nuevo programa oficial que promueve la solidaridad con los afectados por las torrenciales lluvias, avenidas, avalanchas e inundaciones que afectan con especial furor al norte de Lima y a la periferia y las cercanías de la capital.
“Es latente la posibilidad de un Fenómeno El Niño Costero en nuestro país. Por eso es importante que se sumen todos a ayudar a las familias que han resultado perjudicadas (por las lluvias)”, afirmó.
Boluarte llamó también a la unidad del país para la reconstrucción de las zonas afectadas hasta ahora por la virulencia de la temporada anual de lluvias, intensificadas por el tránsito a cientos de kilómetros de las costas peruanas, del ciclón Yaku (agua, en quechua), fenómeno nunca visto en Perú.
La ocurrencia fue advertida por la Comisión del Estudio Nacional del Fenómeno El Niño, que modificó la vigilancia sobre este a alerta, al tiempo de existir una posibilidad de que se mantengan las condiciones cálidas en el Pacífico Central.
El informe señaló que el fenómeno podría afectar al país entre marzo y mayo, lo cual implica que las lluvias continúen, aunque solo en determinadas regiones, según el Servicio Nacional de Meteorología e Hidrografía.
Entretanto, se multiplican los daños causados por las lluvias exacerbadas por el ciclón Yaku, así como las quejas de decenas de familias, en su gran mayoría pobres, obligadas por sus carencias a vivir en condiciones precarias en quebradas y en las orillas de los ríos, donde las aguas han arrasado viviendas.
En Chosica y Chaclacayo, ciudades ubicadas a decenas de kilómetros de Lima, en las estribaciones de los Andes, centenares de viviendas fueron destruidas o bloqueadas por huaicos, una masa de lodo y piedras producto de avalanchas caídas sobre los ríos que el torrente bloqueado arrastra con inusitada fuerza devastadora.
También crecen las quejas por la falta de atención del Estado, reconocida por el Gobierno, que atenúa su responsabilidad alegando que inició funciones hace poco más de tres meses y que los anteriores gobiernos no hicieron obras de canalización, limpieza del fondo de los ríos y otras necesarias para controlar las aguas y evitar daños.
Las precipitaciones y sus consecuencias han causado más de 60 muertos, según cifras del Comité de Operaciones de Emergencia Nacional, no actualizadas desde hace varios días.
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