Se trata del informe de Centro de Estudios de la Realidad Económica y Social, según el cual en 2030 se podría alcanzar un área bajo riego tal que impactaría en el crecimiento del desarrollo agropecuario, vital para la economía.
Los resultados del reporte coinciden con recientes declaraciones del presidente Luis Lacalle Pou de la necesidad de que el desarrollo de sistemas de riego se convierta en una política de Estado.
El aumento potencial de la producción pronosticada incluye el incremento de inversión, la ganancia de productividad en el agro y efectos indirectos e inducidos en otros sectores de la cadena productiva.
Según el estudio “Riego y productividad: potenciales beneficios de la expansión del riego en Uruguay», su introducción permitió incremento en el rendimiento de más del 80 por ciento en maíz y del 40 por ciento en soya en los últimos seis años.
Añade que en temporadas con escasas precipitaciones, el riego logró que los rendimientos más que se dupliquen en ambos cultivos.
El asunto adquiere cada vez más importancia en un país que sufre las secuelas de una persistente sequía, con daños que superan los mil 800 millones de dólares.
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