«En la fecha fúnebre del 22 de marzo estamos recordando a los habitantes de la aldea de Jatín y de miles de otras poblaciones y ciudades, exterminadas bárbaramente por los nazis durante la Gran Guerra Patria (1941-1945), que segó la vida de uno de cada tres belarusos, apuntó el mandatario. El dolor y la ira no acallan con el paso del tiempo, y menos aún hoy, cuando la peste del nazismo adquirió sucesores entre los mercenarios, traidores y criminales y se acercó de lleno a nuestras fronteras, dice su mensaje publicado en la web de la presidencia del país.
Lukashenko recordó que cada paraje belaruso tuvo su Jatín, “y por eso duele pensar cuántas vidas nuevas no vieron la luz, cuántos niños no llegaron a ser gente adulta, cuantos destinos se truncaron a causa de las alocadas ideas del odio ciego y sanguinaria crueldad», subrayó.
Según el presidente, los belarusos tienen una sola respuesta para los seguidores del nazismo: es la resistencia de todo el pueblo.
«El deber de los vivos ante los caídos consiste en desenmascarar a los culpables del genocidio, guardar solícitamente el recuerdo de aquellos horribles acontecimientos e impedir que una tragedia semejante vuelva a nuestra santa tierra», subrayó.
Jatín fue una aldea de 26 casas y 156 habitantes, situada a 50 kilómetros de Minsk, donde el 22 de marzo de 1943 toda su población fue masacrada por el 118 batallón nazi de la Schutzmannschaft, formado en julio de 1942 en Kiev y compuesto principalmente de nacionalistas oriundos del oeste de Ucrania.
En 2021, durante la conmemoración de esa triste fecha, Lukashenko informó que los ocupantes y sus cómplices quemaron nueve mil 200 aldeas belarusas, de las cuales más de cinco mil ardieron junto con sus habitantes.
En 1969, en el lugar donde se encontraba la quemada Jatín, se inauguró un complejo conmemorativo para honrar la memoria de los miles de aldeas belarusas destruidas durante la guerra y de sus habitantes masacrados.
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