Fotos: Kyodo, NHK
Al momento de aterrizar, el avión que transportaba a los atletas fue rociado con agua para saludar al Samurái Japón, mejor equipo del orbe por tercera ocasión desde el inicio de las lides en 2006.
En la delegación nipona procedente de Miami, Estados Unidos, faltaron el jugador más valioso (MVP) del torneo Shohei Ohtani y los otros tres ligamayoristas Yu Darvish, Masataka Yoshida y Lars Nootbaar, quienes debieron reincorporarse a sus respectivos clubes.
El director técnico Hideki Kuriyama agradeció en conferencia de prensa el apoyo recibido desde la afición de casa que les dio fuerzas para luchar por la victoria.
“Los jugadores hicieron su parte, fue un gran partido y fue un gran equipo. Todo lo que puedo decir es gracias”, expresó el mánager.
Respecto a la importancia del triunfo nipón para el futuro del béisbol en el país asiático, Kuriyama destacó que solo si se gana pueden trasmitirse a las próximas generaciones algunas cosas como ampliar el abanico de sueños.
Por su parte, el mejor bateador de la Liga Profesional Japonesa y autor de un jonrón en el duelo frente a los estadounidenses, Munetaka Murakami, dijo que el torneo elevó más sus metas con vistas a la próxima edición de 2026.
El estelar de las Golondrinas de Yakult, de apenas 23 años, confesó además que ver a Ohtani pasar del bullpen al montículo en la final fue un sueño hecho realidad.
Otros jugadores también expresaron sus deseos de permanecer en la selección nacional, motivados por las fuertes sensaciones experimentadas en este clásico.
A juicio de expertos, la invicta actuación de Japón generó cuantiosas ganancias económicas dentro del país debido a los récords de teleaudiencia durante la trasmisión de los partidos semi final y por la discusión del título, las ventas de artículos deportivos relacionados y la asistencia de público al Tokyo Dome.
mem/lcp