Los decesos por dicha causa en este grupo de edad aumentaron de mil 60 en 2002 a seis mil 702 en 2021, y se debieron tanto a suicidios como a ingestas accidentales, acorde con los datos difundidos.
Asimismo, el estudio remarcó que hubo amplias disparidades raciales a lo largo del período de análisis, y los adultos mayores negros sufrieron la tasa más alta de sobredosis fatales.
Los hallazgos remarcaron cómo los efectos del consumo de fármacos adictivos resultan más dañinos para este segmento poblacional.
A medida que el cuerpo envejece, su capacidad para digerir las drogas disminuye, y ocasiona la presencia de más sustancias en el torrente sanguíneo durante más tiempo y en dosis superiores que en etapas anteriores de la vida, explicó Alexis Kuerbis, profesor de la Escuela de Trabajo Social Silberman en Hunter College, de Nueva York.
Otro de los riesgos estriba en la ingesta de múltiples sustancias pues, como usualmente padecen enfermedades crónicas y comorbilidades, los adultos mayores toman más medicamentos que las personas jóvenes.
Esto aumenta el riesgo de interacciones entre los fármacos recetados y cualquier otra droga y el alcohol, y pone a este segmento en un nivel alto de vulnerabilidad en caso de sobredosis.
A pesar de los riesgos evidentes del consumo de sustancias, los adultos mayores pueden permanecer reacios a buscar ayuda, y aquellos que lo hacen pueden enfrentar impedimentos, según se desprende del estudio.
“Más ancianos han recibido tratamiento por uso de sustancias en los últimos años en medio del aumento en las muertes por sobredosis. Pero la mayoría de ellos evitan el tratamiento o no le cuentan a sus médicos sobre sus problemas, en parte debido a los estigmas que rodean a este grupo de edad”, consideró por su parte Kuerbis.
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