Pese a la ausencia de manifestaciones de descontento, huelgas y bloqueos de carreteras, y a las mini-vacaciones llevan a los peruanos a hacer masivamente turismo interno o a visitar familiares, el arzobispo de Lima, monseñor Carlos Castillo, criticó la represión vivida, que dejó más de 60 muertos.
“Si nuestro país, ahora, está callado, es porque, con la costumbre de resolver las cosas a golpes, a la gente se le ha pretendido silenciar con las armas, con el maltrato; cuando se ha podido inventar formas de diálogo y también de pedir perdón realmente, eficazmente y no de palabritas”, dijo.
Más adelante, Castillo volvió a aludir tácitamente a las víctimas de la represión, al expresar que “El Señor nos llama a hacernos parte de la vida y de las familias que han sido maltratadas por los perdigones y las balas que les han caído, nos llama a identificarnos con todos los que han sido matados por obra de la violencia que algunos hermanos nuestros han ejercido”.
En la homilía de inicio de la Semana Santa, destacó la importancia de los valores cristianos de la solidaridad, la fraternidad y el compromiso con los pobres, aunque dijo que “también hay gente que, siendo muy cristiana, adora al dios dinero, al dios poder”
“Los pobres son un sacramento que nos obliga a cultivar y a cuidar y asumir, a identificarnos y a tratar de vivir siempre, no auto referencialmente, sino siempre en relación al Otro”, manifestó en otro pasaje de su mensaje.
En medio de reflexiones sobre la fe cristiana, el arzobispo se refirió a la crisis social y política peruana , al señalar que “Si estamos en una situación así no es solamente por intereses económicos y políticos, sino por actitudes que están arraigadas en nuestras costumbres y que tenemos juntos que erradicar, todos”.
Saludó la solidaridad de la población que aportó masivamente ayuda para los damnificados de las inundaciones del norte del país, que rebasó la capacidad de los depósitos de la iglesia católica, y exhortó a los feligreses a no conformarse con ese gesto y practicar la solidaridad en la familia, el barrio y en la comunidad en general.
El arzobispo Castillo llamó también a superar “los prejuicios contra las provincias y contra los provincianos, contra ‘el que no es de mi color’, contra la mujer y contra la juventud”.
Fuente eclesiásticas indicaron que autoridades eclesiásticas y párrocos dieron a sus homilías contenidos solidarios similares.
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