La procuradora para los casos de corrupción de funcionarios por empresas brasileñas, Silvana Carrión, dijo en Lima que el juez Thomas Hixon, de la Corte del 9º. Distrito de California, accedió a la pausa horas antes de que Toledo debía entregarse para su envío a Perú.
Hixon otorgó a Toledo 14 días para que presente su recurso contra la extradición, el cual, según la procuradora, está referido a supuestos errores formales, como un nombre o una palabra con errores. El magistrado determinó que el debate sea breve.
Añadió que en el proceso de la apelación participará el Departamento (ministerio) de Justicia de Estados Unidos, que se opuso al recurso dilatorio y defenderá la orden de extradición.
Esa última ha sufrido una larga espera desde que Perú la solicitó en mayo de 2018, en vista de que Toledo no regresaba de Estados Unidos a someterse a la justicia, como había prometido al viajar a ese país, en medio de fuertes indicios en su contra que, entonces, ameritaban que se le prohibiera salir del país.
Perú requiere la presencia del exgoberante neoliberal para someterlo a juicio por cohecho pasivo y lavado de activos por un soborno de 35 millones de dólares pagado por la empresa Odebrecht y otras brasileñas y peruanas a cambio de contratos de obras públicas, como una carretera a Brasil.
También está pendiente la extradición desde Estados Unidos de la esposa belga de Toledo, Eliane Karp, señalada como cómplice del ex jefe de Estado en el cargo de presunto lavado de activos.
Karp, el exoficial de inteligencia israelí Josef Maiman y el también exagente israelí Josef Maiman, participaron en la creación de cuentas confidenciales en Costa Rica y Panamá, donde Maiman enviaba los pagos de las constructoras brasileñas.
Maiman, quien murió en 2021, confesó en enero de ese año a fiscales peruanos que recibió en sus empresas el soborno y remitió el dinero a las cuentas de fachada.
Nada se sabía hasta que Toledo cometió el error capital de no pagar al agente de corretaje la comisión pactada por una costosa residencia y una lujosa oficina en Lima, hoy incautadas.
El estafado denunció al expresidente ante la prensa, lo que fue el hilo de la madeja del que tiraron periodistas y fiscales y que terminó hundiendo a Toledo.
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