Fuentes del Ministerio Público dieron las cifras en forma extraoficial y señalaron que las operaciones se realizan en tres puntos de Lima y en otras regiones del país, como resultado de la investigación a Ramírez, iniciada en 2014.
Las avionetas fueron incautadas en el aeródromo de la ciudad de Ica, a 305 kilómetros al sur de aquí, donde las tenía Ramírez.
La terminal aérea fue virtualmente tomada por ocho fiscales y 70 policías y, según el jefe de la Policía Nacional, Jorge Angulo, cientos de agentes apoyan las acciones de la Fiscalía de Lavado de activos.
La investigación a Ramírez data de 2014, cuando la Fiscalía detectó adquisiciones de inmuebles y otros movimientos de él y sus empresas que evidenciaban desbalance entre lo ganado y lo gastado.
El personaje llegó a ser un hombre de fortuna con una velocidad poco usual y se presentaba como un emprendedor exitoso, pues comenzó como cobrador de autobuses, cuando, afirma, ahorró sus ingresos y supuestamente cimentó su fortuna en el negocio de la compra y venta de autos usados.
Entre los inmuebles incautados o allanados figuran en Lima tres locales de la universidad privada Alas Peruanas, fundada por Fidel Ramírez, tío de Joaquín y posiblemente financiada por el sobrino.
El centro de estudios superiores permanece cerrado debido a que no alcanzó el nivel académico exigido a las universidades por la Superintendencia de Educación Superior (Sunedu).
Joaquín Ramírez llegó a ser, tras una carrera meteórica, secretario general y encargado de las finanzas electorales del partido derechista Fuerza Popular, de Keiko Fujimori, hija del exgobernante Alberto Fujimori, quien gobernó entre 1990 y 2000 por crímenes de lesa humanidad y corrupción.
Sin embargo, en 2016 un supuesto exconfidente de la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA), el peruano residente en Miami Jesús Váquez, reveló que en una conversación confidencial, que Ramírez le contó que estaba lavando (introduciendo en el circuito financiero legal) más de 10 millones de dólares de Keiko Fujimori.
El escándalo, que quedó en la bruma tras un desmentido de la DEA, fue uno de los factores de la derrota de Fujimori en la elección presidencial de ese año, frente al también neoliberal Pedro Pablo Kuczynski, y dio lugar a la renuncia de Ramírez.
El supuesto emprendedor exitoso volvió a la actividad política como candidato a la alcaldía de Cajamarca y ganó el cargo en los comicios regionales y municipales de 2022, merced a una millonaria campaña proselitista.
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