Unidades del Ejército desplegadas en la zona de Runji, estado de Kaduna, escenario de la matanza, enfrentaron a los agresores y permanecen atrincheradas en previsión de nuevas incursiones, reportó el comisario de seguridad del área, Samuel Aruwan.
Aunque las primeras hipótesis sobre la operación apuntaron a miembros de los grupos islamistas que operan en el noreste nigeriano, nuevos datos indican que fueron miembros de alguna de las bandas criminales que proliferan en el norte del país.
Esos grupos armados secuestran personas, incluidos funcionarios gubernamentales por cuya liberación demandan rescates en metálico.
Además de las muertes de los civiles, los atacantes incendiaron 35 viviendas y arrasaron cultivos, según los reportes circulados por la prensa en esta capital.
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