La violencia amenaza nuestras vidas, nuestras economías, nuestra seguridad nacional y, por extensión, todos los aspectos de nuestro bienestar, aseguró el mandatario en su intervención citado por el diario Today Caricom.
La autoridad valoró el aumento considerable de las muertes en su país donde más de cinco mil ciudadanos perdieron la vida entre 2011 y 2022 por asesinato, en gran parte a través del uso de armas de fuego y municiones importadas.
A excepción de la Covid-19, ninguna de las enfermedades peligrosas existentes en la nación ha cobrado tantas vidas en nuestra población, subrayó en alusión a la cifra récord de 600 fallecidos por homicidios en el pasado año.
Resaltó, además, los costos por concepto de atención médica e intervenciones quirúrgicas sumado al trauma de salud mental en los individuos, como consecuencia de este tipo de actos que ha generado una ola de delincuencia en el país.
Nuestra presencia aquí es la admisión de que el crimen y la violencia son ahora una parte importante de la plétora general de problemas del Caribe, es una batalla que nos compromete a todos, una guerra que no podemos permitirnos perder, acentuó en el evento que sesiona bajo el lema El reto de la delicuencia.
El líder significó la creciente búsqueda de protección en la nación al aumentar la asignación presupuestaria para la Seguridad Nacional y sucesivos cambios internos en la estructura de ese ministerio, lo que por sí solo no resolverá la problemática.
La entrada ilegal de armas a países caribeños, como apoyo del narcotráfico y otras actividades delictivas, va en aumento y si esta tendencia continúa, junto con un alza de las pandillas, tendría implicaciones para la estabilidad y el crecimiento pacíficos, advirtió.
El simposio cuenta con el apoyo del Consejo de Seguridad Nacional y Aplicación de la Ley, el Consejo de Desarrollo Humano y Social, el Sistema de Seguridad Regional y Caribbean IMPACS.
ro/chm