Los miembros del equipo de desactivación de explosivos detectaron y removieron los proyectiles sin estallar, además de bombas y misiles balísticos que amenazaban la seguridad de los pobladores.
Aunque pasaron 70 años desde el armisticio en la península coreana, los proyectiles encontrados se hallaban en el estado peligroso de explotar en cualquier momento.
Esta zona minada es la octava descubierta en la República Popular Democrática de Corea desde marzo pasado hasta la fecha, y constituye una prueba material de los crímenes cometidos por Estados Unidos contra los civiles coreanos.
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