Chávez hizo la declaración cerca de la desértica frontera con Chile, en la región de Tacna, a donde llegó para supervisar el emplazamiento de 196 soldados con 22 vehículos de las Fuerzas Armadas.
Esa fuerza fue desplegada en 12,5 kilómetros de la frontera y vigilará en patrullas combinadas de policías y militares para impedir ingresos ilegales.
“El apoyo de las Fuerzas Armadas a nuestra Policía en zonas de frontera de siete regiones del país no significa la militarización de la frontera; el desplazamiento de fuerzas militares, no significa que Tacna se va se va a llenar de militares”, dijo.
El ministro explicó también que las Fuerzas Armadas y la Policía no pueden ubicarse a menos de 100 metros de los límites y en este caso en puntos críticos por los que, según información disponible, los migrantes ingresan a Perú ilegalmente.
Sobre la invocación chilena de una norma interna que dispone que los extranjeros ilegales deben ser expulsados al país del que vinieron, en este caso Perú, recordó que, según el derecho internacional, las decisiones y acciones de un país no pueden afectar a otro y “en este caso (esa norma) sí está perjudicando”.
Destacó las conversaciones en curso entre ambas cancillerías sobre la crisis migratoria y añadió que la situación involucra “vidas humanas y vamos a agotar todas las posibilidades de diálogo para que esta situación se resuelva por el bien de ambos países”.
Extranjeros de Colombia, Venezuela y Haití que intentan, según dicen, regresar a sus naciones, permanecen varados entre los territorios peruano y chileno y en la cercana ciudad de Tacna hay entre dos mil y tres mil que entraron de manera irregular y viven en condiciones de precariedad.
La crisis escaló ayer al nivel diplomático, con una protesta de Lima ante Santiago por lo que la parte peruana considera inacción de la Policía chilena para impedir una estampida de migrantes que intentó cruzar la frontera, y de la contraparte por agravios del alcalde de Tacna al presidente Gabriel Boric.
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