A tal conclusión arribaron los participantes en el Foro Permanente de las Naciones Unidas para las Cuestiones Indígenas, que sesionó durante toda la pasada semana, y donde también se destacó la necesidad de estabilizar y regenerar la biosfera como factor esencial para proteger a la humanidad.
Los asistentes señalaron que las negociaciones intergubernamentales, el derecho a un medio ambiente limpio, saludable y sostenible, a la salud y el desarrollo y los derechos de los pueblos indígenas deben considerarse interconectados y esenciales para un posible marco integrado de gobernanza de la salud del planeta.
Asimismo, demandaron a los Estados miembros de la ONU a vigilar que los pueblos indígenas participen plena y efectivamente en todos los procesos de planificación y elaboración de políticas para combatir el cambio climático.
Señalaron que las políticas de lucha contra el cambio climático encabezadas por esas comunidades incorporan sus conocimientos cruciales sobre gestión de tierras y administración de recursos naturales, al tiempo que protegen la salud, la equidad, la justicia y la sostenibilidad.
El Foro se refirió también a la necesidad de desarrollar fuentes de energía renovable, pero sonó la alarma sobre la violación de los derechos de los pueblos originarios a raíz de la aceleración de proyectos de tecnología y transición verde, y de las actividades de extracción minera y la construcción de hidroeléctricas y otras infraestructuras a gran escala.
El documento final de la cita recalcó también la urgencia de proporcionar los recursos necesarios para elaborar y aplicar protocolos de consentimiento libre, previo e informado de los representantes indígenas cuando se planeen esos proyectos.
Con relación a la salud se exhortó a la Organización Mundial de la Salud (OMS) a establecer una política y un mandato relativos a las comunidades originarias, con el fin de tratar su salud en todas las regiones, al tiempo que se subrayó cómo la condición de indígena debe considerarse determinante general de la salud.
En tal sentido deben elaborarse planes específicos para mejorar la salud de las personas que las integran, incluida la salud sexual y reproductiva de sus mujeres, con atención especial a los niños indígenas, los nómadas y seminómadas y los que viven en aislamiento voluntario, en zonas remotas y otras situaciones de vulnerabilidad.
De manera unánime fue exigido proporcionar a las poblaciones nativas fondos adecuados para facilitar y garantizar su acceso a la atención de la salud, educación sanitaria y recursos de salud mental y bienestar.
General fue también la enérgica denuncia frente a la criminalización y el asesinato de mujeres indígenas por la defensa sus derechos, tierras y recursos.
En opinión del secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, los pueblos indígenas tienen muchas de las soluciones para la crisis climática y son los guardianes de la biodiversidad del mundo.
Guterres recordó que desde hace milenios estas comunidades han sido pioneras en una gestión sostenible de la tierra y en la adaptación al clima, desarrollando por ejemplo una agricultura positiva en la Amazonía o sistemas para reducir la erosión en el Himalaya.
«La llamada economía verde no es un concepto nuevo para los pueblos indígenas, es una forma de vida que se remonta a milenios atrás. Tenemos mucho que aprender de su sabiduría, conocimiento, liderazgo, experiencia y ejemplo», afirmó.
Para el titular de la ONU, pese a su enorme diversidad geográfica y cultural, los pueblos indígenas se enfrentan hoy a desafíos comunes: «marginación y exclusión, negación de derechos humanos, explotación ilegal de territorios ricos en recursos, despojo y desalojo de tierras ancestrales e incluso ataques físicos y violencia».
«En todo el mundo, millones de personas indígenas están perdiendo sus tierras, sus derechos y sus recursos», insistió.
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