Se trata de designar a las 50 personas, con rigurosa paridad de género, quienes tendrán a su cargo redactar la nueva carta magna a partir de un borrador elaborado por una comisión de expertos.
El jueves venidero finaliza la franja propagandística transmitida por los canales de televisión abierta y se abre un período de silencio hasta el 7 de mayo, día de las votaciones.
Participan en el evento tres coaliciones y dos partidos políticos con cientos de candidatos en todo el país, lo que agrega un poco de confusión entre los ciudadanos.
En esta capital, por ejemplo, hay 30 aspirantes para cinco cupos y varios de los propuestos son prácticamente desconocidos fuera de sus zonas de residencia o su ámbito profesional.
Casi todas las encuestas coinciden en el marcado desinterés por la contienda, a pesar de que la inasistencia a las urnas sin causa justificada puede acarrear una multa.
De acuerdo con la última edición de la firma Research Chile publicada hace dos semanas, apenas un 35 por ciento de los entrevistados dijeron tener un candidato ya escogido y 18 de cada 100 se disponen a decidir ya con la boleta en la mano.
El sondeo de Pulso Ciudadano reveló que un 48 por ciento está poco o nada interesado en el proceso constitucional.
Sobre las causas de este fenómeno varios analistas apuntan a una especie de cansancio luego de los acontecimientos de 2021 y 2022, que culminaron con un rechazo rotundo el 4 de septiembre pasado a la propuesta hecha por una convención, también elegida por voto popular.
Quedan pocos días para la jornada decisiva y quienes resulten favorecidos por el sufragio popular ocuparán sus cargos un mes después, el 7 de junio.
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