La fotógrafa Sandra Eleta, reconocida por reivindicar la mirada artística hacia la cotidianidad en los pueblos de origen afrocolonial e indígena, así lo aseveró a Prensa Latina y afirmó que su mayor orgullo es lograr mantener las tradiciones, que forman el alma de las personas y a su vez de la nación.
Una de las maravillas que a mi me atrajo en Portobelo fue que sus pobladores, sin estar suficientemente conscientes de ello, respondían a raíces africanas y por eso luego de tres años de pandemia de Covid-19, este festival es como un resurgimiento, cuando todo crece y eso es lo que se ve ya en estas calles.
Una exposición pictórica de la artista Mayka “Tigra» Mendizábal fue la antesala a la añorada cita, que incluyó además ferias de artesanía y gastronómica.
Pero los festejos este año allí en la tierra del Cristo Negro sobrepasaron las fronteras de la provincia de Colón para juntar en el juego -ritual de los Diablos (el mal o amo blanco) , ironizados con sus disfraces y máscaras; y los Congos, pueblo esclavo que se subleva, a otros territorios como Panamá, Bocas del Toro o Veraguas.
Según la tradición, estas festividades son una oda a la resiliencia del negro esclavizado en los tiempos de la colonización y su lucha por la libertad, según el afrodescendiente y gestor cultural Jorge Montenegro.
Durante el baile, el congo, vestido con tiras – simulando las prendas originarias hechas de retazos de telas de los amos- y la cara pintada de negro, se enfrenta con burla al diablo, disfrazado con una gigantesca máscara rojinegra.
El viceministro de Cultura del istmo, el pintor Gabriel González, lo señaló visiblemente emocionado , al compás de tambores, para apuntar sobre la sostenibilidad de estas manifestaciones, requisito que establece la Unesco al otorgar en 2018 a la cultura conga la condición de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, algo que se ve reflejado en los niños músicos y bailarines.
Portobelo es cultura inclusiva y tradición, agregó para felicitar al pueblo, a sus autoridades, y al trabajo en equipo en esa cartera de la doctora Emma Gómez, al frente de la dirección de patrimonio.
Por su parte, el administrador de la Autoridad de Turismo de Panamá ( ATP) , Iván Eskildsen, destacó que para deleitarse con esos festejos llegaron más de tres mil visitantes, una muestra de cuanto potencial tiene el festival para la industria del ocio y el bienestar económico y espiritual de la región.
Lo demás que prosiguió fue jolgorio y contagioso ritmo afro, desde las primeras interpretaciones de la agrupación de tambores Afrocongo, con niños y muchos jóvenes entre sus solistas, a quienes se sumó el popular cantante de reggae y de género urbano, Almirante.
Acto seguido los conjuntos folclóricos, más de 20, como el Grupo Infantil de Mamá Ari, Llerena de Miramar, La Resiembra, Kamikaze y The Innoval de Panamá, o Eleguá de Colón, dieron también muestras, entre otras , de la salud de la cultura conga.
Este año, el tradicional Festival de Diablos y Congos de Portobelo se celebró bajo el lema de A la cacería del Diablo Tun Tun; y en 2024, en su versión XIV, se dedicará a la pollera Congo, vestimenta confeccionada en telas de diferentes colores lisos y estampados con excepción del rojo, que en la cultura congo representa al diablo; y si alguien lo usa está diciendo que tiene algún pacto con él, así de simple.
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