“Condeno enérgicamente estos hechos (pedofilia y pederastia) que no son errores, son conductas aberrantes contra nuestra niñez, a quienes más debemos cuidar como sociedad, y por quienes debemos trabajar incansablemente”, expresó el mandatario.
Enfatizó el jefe de Estado la noche de este martes en que “todas las instancias llamadas por ley deben investigar y sancionar severamente los hechos delictivos en contra de nuestra niñez, con todo el peso de la ley”.
La referencia del dignatario a este asunto guarda relación con el escándalo destapado el 30 de abril cuando el periódico español El País publicó una investigación sobre el jesuita Alfonso Pedrajas (alias Pica).
Este sacerdote reveló en un diario que abusó al menos de 85 niños y adolescentes en situación de vulnerabilidad, la mayoría en Bolivia, y que fue encubierto por otros miembros de la Compañía de Jesús.
Nacido en Valencia, España, y fallecido en 2009, Pica Pedrajas llegó a Bolivia como misionero en la década de 1960 y trabajó en los colegios Juan XXIII, de Cochabamba, y San Calixto, de La Paz, así como en otras instituciones.
La víspera, el exnovicio jesuita Pedro Lima aseguró que fue expulsado de la orden en Bolivia por denunciar los crímenes sexuales de los sacerdotes Alfonso (Pica)Pedrajas, Luis To y otros.
Lima consideró que el caso recientemente denunciado por el diario español es la punta de un iceberg.
Recordó que cuando estaba en su noviciado y conoció los delitos pederastas que cometían “Pica”, To, Antonio Gaussét y otros lo denunció ante el superior Ramón Alaix.
Agregó que quedó decepcionado cuando esta autoridad lo instó a acallar esas ilícitas con el argumento de que “los trapos sucios se lavan dentro de la orden”.
Recordó también el caso del sacerdote Luis Roma, denunciado con pruebas de que generaba pornografía infantil, y cuando entregó las pruebas a las autoridades admitieron su verosimilitud, pero no lo remitieron a la justicia.
Interrogado acerca de por qué no formuló la denuncia ante las autoridades judiciales, Lima explicó que comprendió que era inútil porque uno de los acusados, Antonio Gausset (alias Tuco) era capellán del Tribunal Supremo.
“Controlaba a quienes tomaban la decisión final, pues con ellos jugaba cartas y bebía whisky”, respondió.
Lima indicó que, finalmente, fue presionado para que se apartara de la orden, con lo cual vio frustrada su vocación sacerdotal.
“Medios periodísticos saben que desde hace muchos años hago estas denuncias y con eso logré la clausura de locales donde se prostituía a los niños”, concluyó el entrevistado.
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