La embarcación llevaba proa a la aldea de Dundeji cuando zozobró en medio de la vía fluvial con 36 pasajeros a bordo de los cuales 21 fueron extraídos de las aguas o llegaron a salvo a la orilla, según precisiones de los encargados de la operación de rescate.
El siniestro provocó una concentración de familiares de las víctimas en la plaza de la aldea para llorar a sus deudos, los cuales emprendieron viaje en busca de leña para alimentar sus hogares, algunos acompañados de sus hijos menores, cuando fueron sorprendidos por la muerte.
Los naufragios, al igual que los accidentes carreteros forman parte del paisaje cotidiano en la inmensa mayoría de los países africanos debido, los primeros al afán de lucro de los patrones de las naves que las recargan más allá de sus capacidades y, los segundos, al mal estado de los caminos y carreteras.
La cantidad de víctimas fatales y de daños humanos causados por ambas tragedias en países tanto al norte como al sur del Sahara provocó que la Organización Mundial de la Salud las calificara de epidemias.
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