Los republicanos de esa instancia legislativa bloquearon la propuesta de la bancada contraria que buscaba separar a Santos de su escaño, y en su lugar acordaron remitir el asunto a un panel mientras se desarrollan varias investigaciones sobre su conducta.
Actualmente el congresista enfrenta 13 cargos federales de fraude, lavado de dinero y otros delitos, y los fiscales alegan que se embolsó miles de dólares en contribuciones de campaña y cobró beneficios por desempleo de manera fraudulenta.
El republicano de Nueva York, que también mintió sobre numerosos aspectos de sus antecedentes mientras buscaba llegar a la legislatura, se declaró inocente y recientemente anunció que se postulará para la reelección el próximo año.
El pasado martes, el representante demócrata Robert García presentó una medida para expulsar a Santos de la Cámara como una resolución “privilegiada”, o sea, que debía ser sometida a votación en las 48 horas siguientes.
Fue entonces cuando los republicanos adoptaron una maniobra diferente y votaron para remitir el proyecto de ley al Comité de Ética de la Cámara, que abrió una investigación formal sobre Santos en marzo.
Esa votación, que requirió una mayoría simple, contó con un margen de 221 a 204, difundió un reporte de la cadena CBS News.
La táctica dio protección a otros conservadores para no verse obligados a dejar constancia de su posición acerca de si el congresista de Nueva York acusado debería mantener su escaño, sobre todo cuando dicha bancada posee una escasa mayoría de cuatro escaños en la Cámara Baja y no pueden permitirse perder ningún miembro.
Expulsar a un integrante requiere el apoyo de dos tercios de esa instancia, lo que significa que docenas de miembros del Partido Republicano tendrían que ponerse del lado de los demócratas para separar a Santos con éxito.
Solo cinco miembros de la Cámara de Representante han sido expulsados de sus puestos en la historia de Estados Unidos.
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