La efeméride dio pie a reflexiones sobre el significado de aquella gesta iniciada el 4 de noviembre de 1780, cuando el ejército indígena inició una rebelión que puso en jaque al poder colonialista español y tuvo repercusión en otros países suramericanos.
El intento liberador fue derrotado, presuntamente por traiciones y divisiones, según afirmó la exministra de la Mujer Anahí Durand, al evocar el poema de Alejandro Romualdo al héroe, que culmina diciendo “Y no podrán matarlo”.
La legisladora Ruth Luque, cusqueña como José Gabriel Condorcanqui, nombre original de Túpac Amaru II, rindió también homenaje a la memoria del héroe y la heroína Micaela.
“Hoy más que nunca reafirmamos nuestras raíces, para seguir defendiendo su legado y una real independencia”, añadió
La congresista Margot Palacios recordó que “Un día como hoy, 18 de mayo, en la plaza Waqaypata (Plaza de las Lágrimas), los españoles mataron a nuestro hermano Túpac Amaru”, a su esposa, Micaela, a su hijo Hipólito y a sus lugartenientes, tras bárbaros suplicios.
El rebelde inca, tras inenarrables torturas, fue ultimado con extrema crueldad, con su desmembramiento por cuatro caballos que tiraron de sus brazos y piernas hasta arrancarlos.
En el ámbito oficial, solo hubo un homenaje a esa gesta, con la celebración del Día Nacional de la Mujer Indígena, en un acto presidido por la jefa de Estado, Dina Boluarte, quien en su discurso rindió tributo a Micaela Bastidas.
La mandataria destacó que las mujeres indígenas como Micaela Bastidas y la heroína independentista María Parado de Bellido participaron en el proceso de la independencia de Perú, la construcción de la república y la lucha por sus derechos.
En la actualidad, afirmó, las mujeres originarias cumplen un papel central en la lucha contra la pobreza, la desigualdad y la exclusión social y cultural.
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