De esta manera, el Estado avanzó en los pasos necesarios de licitación para el tercer operador de telefonía celular en el istmo.
Tras el primero de esos actos, en marzo pasado, en esta ocasión solo acudió Gitpan, cuya propietaria es General Internacional Telecom El Salvador (Gites).
Según explicó a la prensa el administrador de la Autoridad de Servicios Públicos, Armando Fuentes, tras cumplir los pasos establecidos se propondrá al Consejo de Ministros la aprobación para negociar de manera directa el contrato de concesión con el único proponente, un proceso que puede durar dos meses.
Un comunicado oficial reiteró a los clientes de Digicel, sus colaboradores y proveedores, que la empresa sigue operando de la mano del interventor, brindando sus servicios sin interrupciones.
La licitación se abrió luego que en 2022 se concretó la fusión de Cable & Wireless Panamá (CWP), una empresa mixta subsidiaria de Liberty Latina America, y Claro Panamá, de América Móvil, una transacción que involucró unos 200 millones de dólares.
De acuerdo con datos aportados por Digicel Panamá y publicados por la prensa el año pasado, esta acaparaba entonces el 13 por ciento del mercado panameño, CWP el 36 y Claro el 23 por ciento, antes de fusionarse.
El otro operador presente en el país es Tigo (Millicom International Cellular) y cuenta con el 28 por ciento.
Con la compra de Claro y la anunciada salida de Digicel de un mercado de cuatro competidores, el istmo se quedaría con dos grandes emporios dominando la plaza: CWP y Tigo.
Tal situación no le dejó otra salida al Gobierno que tomar partida, garantizando que operen tres concesionarios, tal como lo estipula la norma que establece disposiciones de concentración de mercado.
Para organizaciones sociales como el Frente Nacional por la Defensa de los Derechos Económicos y Sociales lo que preocupa realmente es qué sucederá con los trabajadores de cientos de tiendas, técnicos y demás personal, especialmente en las duras condiciones que atraviesa el país centroamericano.
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