Tinubu, quien juró su cargo ante el jefe del Tribunal Supremo, Kayode Ariwoola, en una ceremonia efectuada en esta capital, sustituye en el cargo a Muhammadu Buhari, quien estuvo al frente del país desde 2015.
En la misma ceremonia, Kashim Shettima, juró el cargo como vicepresidente.
Nigeria es un país con una situación económica marcada por la inflación y en el cual abundan los problemas, entre los principales, una insurgencia islamista en el noreste.
Según expertos locales, a esas dificultades se suman la proliferación de bandas de delincuentes armados que asolan, saquean, masacran y secuestran a civiles a cambio de rescates en metálico, intenciones separatistas y demandas económicas en el sur, junto a una corrupción administrativa que afecta ya varios gobiernos.
La elección de Tinubu con el 37 por ciento de los sufragios, sigue ensombrecida por denuncias de supuesto fraude electoral presentadas por sus dos principales contendientes, Atibu Abubakar, del Partido Popular Democrático, con el 29 por ciento, y Peter Obi, del Partido Laborista, aspirante sorpresa, tercero en el conteo con 25.
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