A mediados de la década de 1930, Japón intensificó la dominación colonial sobre el pueblo coreano, con la aplicación de leyes que le permitieron arreciar los arrestos, encarcelamiento y asesinato contra los pobladores, con el fin de sofocar los intentos de rebelión y adormecer la conciencia nacional.
En esas circunstancias, el presidente Kim Il Sung puso en práctica la operación de avance al interior del país conduciendo las tropas principales del Ejército Revolucionario Popular de Corea (ERPC) para inspirar al pueblo la esperanza en la liberación de la patria.
Tras iniciar la marcha a la patria el 2 de junio del 26 de la era Juche (1937), las tropas principales del ERPC atacaron el 4 de junio a Pochonbo, punto estratégico del ejército japonés.
Con el disparo de señal del presidente las tropas de liberación asaltaron en un instante los órganos gubernamentales de los enemigos y concluyeron victoriosamente el combate.
Aquella noche, Kim Il Sung, dió un discurso histórico ante la multitud reunida anunciando el inicio de una nueva etapa en la lucha independentista: «aquellas llamas demuestran a todo el mundo que nuestra nación no está muerta, sino que vive, puede vencer a los bandidos, los imperialistas japoneses, en el combate.»
Posteriormente, bajo su mando lograron otras victorias en Kouyushuishan y Jiansanfeng, lo que demostró el poderío del ERPC y consolidó los éxitos de la operación de avance al interior del país.
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