«Expuse a la presidenta Van Der Leyen las preocupaciones de Brasil con el instrumento adicional al acuerdo presentado por la Unión Europea en marzo de este año, que amplía las obligaciones de Brasil y las hace objeto de sanciones en caso de incumplimiento», declaró Lula a la prensa tras reunirse con la titular de la Comisión Europea.
Para el gobernante, «la condición que debe existir entre socios estratégicos es la confianza mutua y no de desconfianza y sanciones», en alusión a un instrumento presentado recientemente por Bruselas, el cual amplía los compromisos ambientales del gigante sudamericano.
Insistió en respetar los intereses de todos en las negociaciones, pero, apuntó, algunas leyes aprobadas en la UE tienen efectos extraterritoriales y «modifican el espíritu del acuerdo».
Lula y Van Der Leyen se reunieron este lunes en el Palacio del Planalto, sede del Poder Ejecutivo en esta capital.
En el mismo contacto, la visitante europea aseguró que ambos creen que llegó la hora de concluir el acuerdo entre el Mercado Común del Sur (Mercosur) y la UE, pero aún necesita la revalidación de las partes.
«Tenemos la ambición de terminar lo antes posible, a más tardar a finales de año», vaticinó.
El acuerdo Mercosur-Unión Europea se negocia desde 1999. Veinte años después del inicio de las conversaciones, los bloques finalizaron las negociaciones comerciales y, un año después, los llamados aspectos políticos y de cooperación. Desde entonces, el pacto está en fase de revisión para su firma.
La desastrosa política ambiental durante la gestión del exmandatario Jair Bolsonaro (2019-2022), que disparó la deforestación en la Amazonia, dificultó la negociación.
En la plática con Van Der Leyen afloró además, según Lula, la necesidad de reforma de la gobernanza global y las expectativas para la presidencia brasileña del G20.
«Indiqué que nuestras prioridades incluirán el desarrollo sostenible, centrado en la lucha contra el cambio climático, la pobreza y la desigualdad», refirió el fundador del Partido de los Trabajadores.
Denunció que el planeta no soporta las presiones de una globalización depredadora desde el punto de vista ambiental, social y económico.
«Esta preocupación llevó al Gobierno brasileño a acoger en Belém (capital del norteño estado de Pará) en agosto próximo, la Cumbre de los Países Amazónicos», ratificó.
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