Estados Unidos, que hablaba casi todo el día de la «teoría de amenaza de China», despachó de repente a esa nación a su jefe de diplomacia bajo el pretexto de aliviar de relaciones, lo que engendra muchas suposiciones y evaluaciones, señaló Jong en un artículo.
El analista recordó que el núcleo de la política exterior trazada por la actual administración norteamericana era la detención, oposición y aislamiento a China.
Con ese objetivo, Washington satanizó al Partido Comunista de China, denigró la situación de derechos humanos en el gigante asiático, se inmiscuyó en el asunto de Taiwán y cometió sin titubeo una grave provocación político-militar, insinuando abiertamente la intervención de las tropas norteamericanas, añadió Jong.
Pero en estos días -continuó el comentarista- Estados Unidos habla del «intercambio de la opinión» hacia China y la «eliminación de peligro por la equivocación y el malentendido», lo que hace imaginar a un ladrón que quiere golpear primero a la víctima.
El especialista apuntó que la presión sobre China ha golpeado como un bumerán la propia economía estadounidense, y la confrontación entre los dos países puede causar un desastre irrecuperable y convertirse en un conflicto militar; por los que la Casa Blanca envió a su secretario de Estado a Beijing para mendigar el alivio de relaciones.
El presente viaje de Blinken demuestra que el provocador reconoció el fracaso de su política contra China. Si Estados Unidos sigue recurriendo a la hegemonía y confrontación en las relaciones internacionales, olvidando las lecciones de la historia, no se podrá liberar del destino de derrotado, concluye el texto.
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