“Lo que desprecia Sánchez de Lozada es el Estado Plurinacional (…), la inclusión social, es que los sectores que han estado marginados puedan incorporarse a la vida política, que nuestras hermanas mujeres de pollera no estén condenadas a las labores de casa, de servidumbre doméstica (…)”, afirmó.
Añadió que como parte del Proceso de Cambio las indígenas pueden ser ministras, dirigentes, funcionarias, embajadoras, algo que “les molesta tanto a muchos”.
Con procesos penales pendientes en Bolivia como máximo responsable de la muerte de cerca de 70 personas ametralladas y de 400 heridas en octubre de 2003 durante la denominada Guerra del gas, en la ciudad de El Alto, Sánchez de Lozada reapareció hace una semana con su propuesta de Constitución, presentada desde Estados Unidos.
La iniciativa insiste en eliminar el Estado Plurinacional y sustituirlo por una república parlamentarista, crear la figura de primer ministro, designado por los legisladores, y anular la elección de los gobernadores departamentales, entre otras medidas.
Al referirse al contenido del documento, Richter explicó que en sus 194 artículos ni una sola vez se mencionan los conceptos de plurinacionalidad, inclusión, interculturalidad, indígena originario campesino, lo popular, ni los idiomas oficiales del Estado.
“Esto está desaparecido del proyecto de Sánchez de Lozada”, enfatizó el portavoz del presidente Luis Arce, al advertir que no se puede creer en que va a dar mayor democracia y libertad a quienes son la población mayoritaria en Bolivia.
La Constitución Política del Estado Plurinacional fue redactada en la Asamblea Constituyente, entre 2006 y 2008, y promulgada en 2009.
Su primer artículo refiere que “Bolivia se constituye en un Estado Unitario Social de Derecho Plurinacional Comunitario, libre, independiente, soberano, democrático, intercultural, descentralizado y con autonomías”.
Al advertir sobre los 93 años de edad de Sánchez de Lozada, el portavoz criticó su reaparición con la creencia de que su silencio de 20 años diluye sus culpas por las muertes que produjo en su último mandato con Carlos Mesa como vicepresidente.
“Las horas previas a la salida de Sánchez de Lozada aquel 17 de octubre del año 2003 (…) fueron días de muerte, fueron días de masacre, más de 60 bolivianos otra vez (…)”, expresó.
Desde que huyó de Bolivia en 2003, en medio de protestas sociales, el exgobernante prófugo permanece refugiado en Estados Unidos, sin que la Casa Blanca dé respuesta a una solicitud de extradición por sus crímenes en El Alto.
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