«El instrumento adicional presentado por la Unión Europea en marzo de este año es inaceptable. Los socios estratégicos no negocian sobre la base de la desconfianza y la amenaza de sanciones», afirmó Lula tras asumir el mando de la alianza en la ciudad argentina de Puerto Iguazú.
Es imperativo que el Mercosur presente una respuesta rápida y contundente», añadió el mandatario.
Por seis meses, Brasil asume la presidencia pro tempore del grupo formado también por Argentina, Paraguay y Uruguay.
En su alocución, el extornero mecánico señaló que el bloque necesita retomar protagonismo y que la presidencia resulta una «etapa esencial» para el reencuentro de Brasil con América del Sur.
El documento citado por Lula, con condiciones impuestas por la UE para el cierre del compromiso, prevé sanciones en cuestiones ambientales y resulta motivo de estancamiento en las negociaciones.
Para el exsindicalista, el Mercosur no tiene interés «en acuerdos que nos condenen al eterno papel de exportadores de materias primas, minerales y petróleo».
Sin embargo, manifestó, estar comprometido en concluir las negociaciones con el mecanismo europeo.
«Estoy comprometido con la conclusión del acuerdo con la Unión Europea, que debe ser equilibrado y asegurar el espacio necesario para la adopción de políticas públicas en pro de la integración productiva y la reindustrialización», refirió.
Negociado desde 1999, el pacto tuvo la parte comercial finalizada en 2019 y está en fase de revisión por los países de los dos bloques.
Asimismo, en su intervención, Lula aseveró que existen otras discusiones en curso con países sobre acuerdos comerciales, además de nuevos frentes de negociación.
«Partiendo de estas premisas, vamos a revisar y avanzar en los acuerdos en negociación con Canadá, Corea del Sur y Singapur. Exploraremos nuevos frentes de negociación con socios como China, Indonesia, Vietnam y con países de Centroamérica y el Caribe», adelantó.
Volvió a defender la adopción de una moneda común, que no sea el dólar, para transacciones comerciales entre naciones del Mercosur.
De acuerdo con el mandatario, el motivo es disminuir el impacto de las fluctuaciones de la moneda estadounidense en América del Sur.
«La adopción de una moneda común para realizar operaciones de compensación entre nuestros países contribuirá a reducir costos y facilitar aún más la convergencia», alegó.
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