También ello implica, de inicio, quedarse sin calefacción en estos días fríos del invierno meridional, más allá de, con mucha probabilidad, incapacitado de cocinar.
La primera acción en esas circunstancias es consultar la aplicación móvil de la empresa eléctrica por si habían cambiado el plan de apagones programados en su zona y uno no se ha enterado.
Si ello no ocurrió, pues es posible que algunos malandrines se hayan robado los cables eléctricos del barrio o de alguna subestación.
Según la empresa City Power, de Johannesburgo, por ejemplo, en un año han detectado más de dos mil casos de robos de cables del tendido eléctrico.
Solo durante la pasada semana se produjeron 14 casos de sustracción ilegal de cabes en la ciudad, así como otros tipos de vandalismo contra esas instalaciones.
Sobre ello, el portavoz de City Power, Isaac Mangena, explicó que recientemente 278 personas habían sido arrestadas por esa causa.
En uno de los casos, los delincuentes tenían en su poder 34 kilogramos de cables de cobre relativamente nuevos en un depósito de chatarra.
Mangena anunció, además, que, en un intento por reducir la frecuencia de robos y vandalismo, City Power “intensificará las redadas de chatarra”.
La operación multidisciplinaria conjunta realizada por el Equipo de Gestión de Riesgos de Seguridad de City Power y el Servicio de Policía de Sudáfrica (SAPS), explicó, tiene como objetivo abordar el problema predominante del robo de cables.
Al respecto, el funcionario afirmó que los cables de cobre constituyen en el mercado negro “mercancías valiosas” relativamente fáciles de robar y con un alto valor de reventa.
Según expertos en el tema, en Sudáfrica, las industrias relacionadas con el transporte, la energía, y las telecomunicaciones, como Transnet, Eskom y Telkom, son las más afectadas por el robo o las actividades delictivas relacionadas con el cobre.
Y para el país y su gente, más allá de las incomodidades temporales, ese tipo de robos representa una pérdida económica de consideración.
Así, acorde con la Cámara de Comercio e Industria de Sudáfrica, el robo de cables le cuesta a la economía nacional entre cinco mil millones y siete mil millones de rands al año (de 265 a 371 millones de dólares).
Por otra parte, además está el aspecto humano, pues los delincuentes en su afán de lucro fácil, no siempre toman como objetivo tramos descuidados del tendido eléctrico.
Por ejemplo, en marzo de 2022, 10 ladrones portando fusiles automáticos AK-47 invadieron una subestación eléctrica en Johannesburgo, llevándose 135 metros de cable de cobre valorados en alrededor de 121 mil 500 rands (unos seis mil 500 dólares).
Escribiendo esto, el vecindario acaba de quedarse sin luz.
Voy a consultar la aplicación móvil sobre los apagones programados.
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