Tras inaugurar ese foro, en declaraciones a Prensa Latina, el ministro de Agricultura del istmo, Augusto Valderrama, agradeció a la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) la voluntad de compartir experiencias de naciones vanguardias en esa esfera como Brasil.
La ayuda de FAO es vital en la voluntad del Gobierno de satisfacer las necesidades básicas de la población, sobre todo la más vulnerable, y garantizar la soberanía y seguridad alimentarias, señaló.
Valderrama pidió a sus expertos acelerar el paso junto a FAO de manera que se pongan en marcha proyectos De observación satelital, estudios de suelos, disposición hídrica y análisis de estadísticas sobre variables, de manera que Panamá perfeccione los momentos y lugares de los diversos ciclos de siembra y cosecha.
Esta novedosa herramienta de la zonificación agrícola, destacó, permite visibilizar el comportamiento del clima y los suelos en aras de la adopción de políticas de Estado y de financiamiento para con ayuda de la tecnología, hacer de nuestra agricultura un sector resiliente y amigable con la naturaleza, remarcó.
En este primer taller de capacitación sobre la herramienta de zonificación agrícola del riesgo climático, el especialista Joao da Silva explicó a Valderrama los alcances de los estudios realizados en el gigante suramericano por la Empresa Brasileña de Investigación Agropecuaria.
Por su parte, el Coordinador subregional de FAO para Mesoamérica, Adoniram Sanches, precisó a este medio informativo que el encuentro tuvo el objetivo de realizar una revisión de la experiencia brasileña y su aplicación práctica en territorios del Corredor Seco Centroamericano y Zonas Áridas de República Dominicana.
Sánches resaltó la necesidad de aumentar la capacidad de los países de la región para planificar y supervisar el uso y la gestión sostenible de los recursos naturales disponibles.
Este ejercicio, dijo, permitió estimar probabilidades de éxito para cada cultivo y zona geográfica después del cruzamiento de la serie histórica de datos climáticos, los mapas de textura del suelo, los ciclos y calendarios de cultivos y sus variedades.
El fomento de la cooperación sur-sur es clave para avanzar en la búsqueda de soluciones conjuntas ante desafíos comunes que enfrentan los países, indicó Sánches.
El Corredor Seco Centroamericano es un territorio ambientalmente frágil, con altos índices de pobreza e inseguridad alimentaria.
Datos oficiales señalan que cerca del 50 por ciento de los casi dos millones de pequeños productores de granos básicos en Centroamérica viven en ese espacio y en su mayoría se dedican a la agricultura de subsistencia.
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