Esa nota la comparan con los augurios de hace solo unas semanas, a pesar incluso de un pequeño repunte en el segundo cuatrimestre.
Alemania, país altamente industrializado, está cargando con el peso de una caída en la demanda mundial de bienes, el resultado de costos de endeudamiento más altos, que frena la inversión y evita que la gente gaste más en ocio, viajes y otros servicios.
Todo ello ocurre luego de la pandemia de la Covid-19, tal y como lo reseña la nota del banco central.
Según el Bundesbank, la mayor economía europea probablemente creció ligeramente en los tres meses previos a junio, después de contraerse en los dos trimestres anteriores, gracias a un gasto de los consumidores más estabilizado.
Pero las perspectivas eran más sombrías que la propia estimación del banco central de una contracción del 0,3 por ciento este año, publicada hace menos de un mes, debido al empeoramiento de la confianza.
El banco citó una encuesta del instituto económico germano Ifo, según la cual la moral de las empresas de este país empeoró por segundo mes consecutivo en junio, sobre todo en el sector industrial.
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