Por Zeus Naya
Corresponsal jefe en Guatemala
Un partido y un aspirante al máximo cargo del Estado, Bernardo Arévalo, ajeno al “establishment” que llegó al poder en las últimas décadas, con la lucha contra la corrupción en las instituciones como bandera, algo en lo que sus rivales fueron tibios en la campaña.
La propuesta de plan de Gobierno presentada por esa fuerza política se enfoca en la educación, la cultura y la salud. También en recuperar el control de las calles, mientras la inseguridad aparece entre los flagelos del país.
La protección y la asistencia social figuran asimismo entre las prioridades, a la par del tema económico, del cual Arévalo precisó priorizará la creación de puestos laborales, pues uno de cinco guatemaltecos tiene que migrar en busca de futuro.
“Vamos a usar estrategias que ya se han comprobado, la inversión pública masiva para construir infraestructura física en carreteras, caminos, saneamiento, que generen el empleo necesario”, amplió el exdiplomático y sociólogo de profesión.
Ahora bien, qué propuestas presentó Semilla en los sufragios de 2019, qué valoración hicieron al término, en qué pilares pensaron para inscribirse este 2023… Para ahondar sobre tales temas Prensa Latina continuó el diálogo exclusivo con el dirigente nacional de Semilla, diputado reelecto por el Distrito Central, Román Castellanos.
-¿Alcanzaron la convocatoria a elecciones en enero de 2019?
-Sí. Logramos las metas, pero fue difícil. Los de la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), con los quienes ahora competimos, nos impugnaron los documentos.
Buscaron retardar nuestra inscripción, con el pretexto de cosas absurdas como que nuestro logo se parecía al de otro partido. Nos movilizamos, hicimos acciones legales y logramos la inscripción en diciembre de 2018.
Convocamos luego a Asambleas de Postulación de candidaturas. Llegamos a marzo para comenzar la campaña.
-¿Entró en la contienda política un partido muy nuevo entonces?
-Sí. Creo que la conformación de Semilla tiene una virtud. Es lo que nos sirve ahora, que fue muy transparente, comunicad siempre. A veces digo que a Semilla lo construimos en vivo, en trasmisión directa.
Usábamos las redes sociales básicamente. Luego estaban estas acciones que los partidos del régimen hacían en contra nuestra, las impugnaciones, los bloqueos, las dificultades que nos ponía el Tribunal Supremo Electoral (TSE). Todo esto se volvía noticia, porque lo señalamos.
-¿Cuáles fueron las propuestas de Semilla en los comicios de 2019?
-Coincide con que termina el período de la fiscal general de la nación, Thelma Aldana, y ella estaba buscando participar en los comicios. Se forma alrededor de ella una plataforma de ciudadanos, un poco distinta a la nuestra. Tenía todo tipo de actores alrededor.
En realidad, había dos visiones. Una visión en Semilla era que necesitábamos un candidato propio para la construcción a largo plazo. Y otra creía que la coyuntura era esa y ella era la más reconocida, la que tenía más apoyos y había una convergencia de alguna manera. Al final esta fue la que prevaleció.
El peso del contexto fue decisivo para que el partido tomara ese rumbo, y se denominó a Aldana como la aspirante a la presidencia, junto con Jhonatan Menkos, un cuadro orgánico, quien ahora fue electo diputado y encabezó el listado nacional. Ha trabajado los temas fiscales del Estado.
-¿Cómo terminaron esa campaña? ¿Qué valoraciones realizaron?
-Al final tuvimos un desempeño aceptable. Entramos siete al Congreso, dos por el listado nacional, tres por el distrito metropolitano y dos por el de Guatemala. Para ser un partido nuevo, sin recursos, nos pareció un buen resultado.
Nos permitió entrar y desde el Congreso hemos sido firmemente una bancada de oposición a este régimen de corrupción, impunidad, saqueo, que es un fracaso político y económico, que se sostiene de las remesas básicamente, de lo que expulsa diariamente a Estados Unidos a buscar oportunidades. Es un régimen político que ya no tiene respaldo popular.
Lo vimos en esta elección, en la medida en que bloqueaban candidaturas que podían tener posibilidades. Este era un proceso electoral diseñado para la continuidad del régimen.
Semilla fue el primer partido al que le bloquearon una candidatura. Todo esto que vimos ahora, nosotros lo vivimos en 2019.
Fue positiva nuestra primera presentación electoral en términos de que logramos ingresar al Congreso y mantenernos vigentes como partido.
-¿En qué pilares pensaron para la inscripción en 2023?
-Para esta elección pensamos debíamos presentar un cuadro del partido, orgánico, sin ninguna cuestión legal que lo bloqueara. El más idóneo era Bernardo Arévalo, porque encarna buena parte del espíritu de Semilla, pues reivindicamos los símbolos históricos más relevantes del reformismo y del progresismo en el país, que es la revolución de 1944, la época democrática más importante en la historia de Guatemala.
Nadie niega que Juan José Arévalo haya sido el mejor presidente de la nación (1945-1951) y Bernardo es su hijo. Creo que la extrema derecha en la medida en que gobierna trata de anular la historia, pero ese legado está vigente.
Entonces encontramos un Bernardo que tenía una carrera propia, una trayectoria personal y profesional, que construyó Semilla con nosotros. Entró como diputado al Congreso. Vimos en él al aspirante a la presidencia.
Hicimos nuestras consideraciones en torno a algunas variables, como conocimiento, compromiso con los principios del partido, o reconocimiento. También incluimos a otros actores, como el exprocurador de Derechos Humanos Jordán Rodas, pero creímos que lo iban a bloquear. Porque esta era una variable, el riesgo de bloqueo.
Realizamos todos los análisis y nos fuimos con la convicción que era Bernardo.
-¿Muchos no creían en las estrategias de Semilla?
-Sí. Pero la hipótesis de Semilla prevalece y creo que es lo que le da la victoria al final.
-¿Por qué prevalece?
-Porque mantenemos la integridad de nuestros principios, de ser un partido de oposición al régimen, de ser combativos, de frente, de llevar un cuadro propio, con una trayectoria personal y profesional, vinculado con este momento histórico, alrededor del cual apelamos a ciertos símbolos. No de nostalgia ni mucho menos, sino de esperanza en lo que puede significar el futuro.
-¿Cómo fue la campaña de Semilla?
-Hicimos una campaña súper modesta, sin recursos, nos ayudaron mucho y el contexto daba algunos elementos favorables.
El régimen político está totalmente deslegitimado. Tampoco tiene relaciones fuertes con colectivos sociales. Simplemente, es una maquinaria electoral que se forma para llegar al Estado.
Ahí es ver cómo hacer negocios con el dinero público, para las empresas de los familiares, de los diputados, de los financistas. No tiene vínculos con sectores populares, sin credibilidad o respaldo popular. Por eso se tiene que sostener a través de la coacción, la persecución, la criminalización y el bloqueo. Eso les garantizaba la permanencia y la continuidad.
-¿Por qué en la ciudad, en los centros urbanos, los jóvenes conocían mucho sobre Semilla?
-Estaba la ilegitimidad del régimen, las dudas en torno al proceso por el bloqueo de candidaturas, el hartazgo de la gente por la corrupción, el desempleo, la pobreza, la inseguridad, la destrucción de los recursos naturales y la entrega de estos a las trasnacionales, sin ningún beneficio para el país ni para las comunidades. Y las élites económicas coludidas con este régimen político. La gente está cansada de eso.
Nosotros hemos sido muy firmes en nuestras convicciones, en denunciar todo eso y en realizar una propuesta al país, más moderno, progresista e igualitario.
-¿Considera que el contexto los favoreció?
-Sí, sobre todo en las ciudades y en los municipios del cono urbano, en las principales ciudades de la nación. En ello el trabajo que veníamos haciendo desde el Congreso, de denuncia y de rechazo a varias iniciativas de Ley, algunas diseñadas para hacer creer que este es un régimen político que se sostiene sobre los valores más básicos de la sociedad, como la religión y la familia tradicional.
Siempre apelaban a eso para insertar iniciativas que criminalizaban a las mujeres, el aborto espontáneo, la diversidad sexual. Buscaban ampliaciones para el saqueo del presupuesto público, estados de excepción para limitar libertades, mientras extraen los minerales y realizan otras acciones.
Nosotros siempre señalamos este tipo de cosas. Había un respaldo a nuestro trabajo.
-¿Valoraron cómo andaban en los sondeos de opinión? ¿a qué conclusiones llegaban?
-Nosotros no teníamos dinero para hacer encuestas. Solo esperábamos las de los medios de comunicación con más credibilidad. Pero dudamos siempre de ellas. Porque teníamos algo que las encuestas no tenían, el contacto diario con la gente.
Mientras hacíamos campaña, llegamos a los barrios populares, centros comerciales, universidades, mercados, y donde estuviéramos, sentíamos el apoyo. Había un reconocimiento. Y era interesante, padres de familia nos decían que sabían de nosotros e iban a votar por nosotros «porque mi hijo ya me habló de ustedes». Eso era conmovedor.
En una ocasión una señora nos dijo que iba a votar por nosotros. Le preguntábamos por qué. La respuesta fue que le convencieron tres taxistas, «porque yo trabajo en el mercado».
(Continúa)
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