Aseguró el titular en conferencia de prensa que el país altiplánico “registra una de las tasas de inflación más bajas del mundo, considerando la inflación acumulada a junio de 2023, estaríamos en el cuarto lugar de tasa de inflación más baja del mundo”.
Precisó Montenegro que, a escala mundial, las cuatro economías que tienen las menores tasas de inflación acumulada hasta junio son: Bélgica (-0,5 por ciento), Italia (0,6 puntos porcentuales), China (0,7 unidades de 100) y Bolivia, que muestra el indicador más satisfactorio de Sudamérica.
De esta zona del mundo le siguen Ecuador (0,9 por ciento), Chile (2,1 unidades sobre 100) y Paraguay (2,2 puntos porcentuales).
“Históricamente es una que no llega ni al uno por ciento en un escenario adverso a nivel mundial, donde la inflación es el tema de preocupación de las autoridades económicas en muchas partes del mundo”, explicó la autoridad respecto a su país.
Durante su intervención, subrayó que Bolivia tiene una de las variaciones relativamente más bajas de la región en alimentos como la leche y el aceite, básicos para la canasta familiar, respecto a naciones como Argentina y Colombia, entre otros.
Según Montenegro, como resultado de la guerra entre Rusia y Ucrania en Europa y las consecuencias de la pandemia de Covid-19, las economías del mundo encaran un escenario de alta inflación y costos de vida muy altos, que ahora crecen a un ritmo más lento, pero mantienen la tendencia al alza.
Aclaró, sin embargo, que la economía boliviana preserva un esquema de estabilidad de precios, los cuales no aumentan en forma abrupta como sucede en otras economías.
Recordó, asimismo, que durante la pandemia muchos sectores como los restaurantes, hoteles y transporte aéreo sufrieron un fuerte golpe, pero ahora experimentan una recuperación sistemática.
“En los feriados o fines de semana, los restaurantes andan llenos, es una evidencia de que hay un escenario de consumo importante en varios lugares del país”, comentó el titular.
Agregó que entre 2022 y mayo de 2023, el sector de los restaurantes y los hoteles crecieron en un 15 por ciento y el del transporte aéreo en un 10 por ciento.
Tales cifras desmienten versiones de “analistas” afines a la oposición, quienes atribuían ese incremento a un efecto “rebote” (secuela de lo acontecido por una acción en el pasado).
“Se nos acusaba, en nuestra comparación 2021, de que (el crecimiento de esos sectores) era un efecto rebote, luego comparamos 2021 con 2022 sigue aumentando, 2022 con 2023 sigue aumentando. Entonces sobre el efecto rebote nadie ha salido a decir nada”, concluyó el ministro.
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