Las objeciones se expanden pese a declaraciones del primer ministro, Alberto Otárola; y el titular del Interior, Vicente Romero, sobre la forma de cubrir el déficit de entre 40 mil y 50 mil policías con jóvenes que terminen su servicio militar voluntario y reciban seis meses de preparación.
Pese a los señalamientos que provienen de entendidos en seguridad Romero afirmó que la convocatoria a los exsoldados será lanzada en cuanto el Parlamento apruebe la ley y aseguró que los integrantes del nuevo cuerpo policial solo cumplirán tareas de prevención de los delitos de robo, hurto y vandalismo.
El exviceministro de Seguridad Pública Ricardo Valdés dijo que el Gobierno intenta crear el equivalente de vigilantes de los municipios, pero con armas y con patrullas y motos, con autoridad para perseguir y eventualmente matar a presuntos delincuentes.
Desde la extrema derecha, el exministro de Interior Fernando Rospigliosi calificó el proyecto anunciado el sábado último por la presidenta Dina Boluarte como pésimo, desastroso y podría empeorar muchísimo la situación.
Añadió que el proyecto permite integrarse al nuevo cuerpo policial a quienes no hayan podido calificar para ingresar a la actual escuela de agentes.
Para Stefano Miranda, jurista especializado en temas policiales, el proyecto es anticonstitucional y con una idea “de personas que intentan experimentar con la Policía Nacional y sus funciones, un proyecto de ley populista pero nada serio ni técnico”.
Consideró riesgoso tener policías que no sean de la carrera, pues “no podríamos controlar actos de corrupción e inconducta” que puedan cometer.
Eara el abogado César Bazán el proyecto es engañoso pues plantea dortar de más personal a la Policía, pero “en desmedro de la calidad y profesionalización”, con el agravante de que se les dotará de armamento.
Consideraron aceptable la idea los exministros del Interior Carlos Morán, exgeneral de Policía; y Rubén Vargas, aunque el primero dijo que el proyecto debe debatirse y el segundo señaló que se debe cuidar la selección la preparación de los nuevos policías.
Vargas señaló que “Entregar el uniforme de la policía y un arma de fuego a policías no adecuadamente formados “estaría creando una bomba de tiempo”.
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