“Como mencioné en la presentación, este idioma ha sido ninguneado, por eso la inmensa mayoría de los periodistas y de otros intelectuales no lo hablan”, afirmó en entrevista concedida a Prensa Latina Rubén Hilari, traductor de la obra junto a Martín Canaviri.
Durante la plática a propósito del Día Internacional de los Pueblos Indígenas (9 de agosto), Hilari sostuvo que esa es una realidad en la mayor parte del mundo con las lenguas de poblaciones indígenas originarias.
“Algunos acá creen que no hablamos ya el aymara, y sin embargo, nuestra lengua está viva y en permanente desarrollo -sostuvo el intelectual de la ciudad de El Alto-, por eso Canaviri y yo decidimos traducir esta obra.
Recordó que con 230 traducciones la obra de Antoine de Saint-Exupéry es la segunda pieza literaria más llevada a otros idiomas después de la Biblia.
Añadió que este trabajo es uno de los pequeños aportes que ahora muestran en el acontecimiento cultural que será clausurado el 13 de agosto, lo cual agradecen a la Editorial del Estado, que creyó en la propuesta.
“Esperamos que motive a los niños y jóvenes, como una prueba de las posibilidades de la lengua aymara”, enfatizó.
Hilari agregó que para ampliar la visibilidad de esta lengua aplicaron en el libro un código QR que permite acceder al sonido de la lectura en aymara, y también desarrollaron trabajos en este idioma en la red social Telegram.
“O sea, las lenguas originarias pueden ingresar a las tecnologías de la era de Internet y a la literatura universal”, reafirmó con convicción.
Consideró que es muy importante desde el legado de la ancestralidad contar “nuestros saberes, historias y tradiciones».
“Si se traduce literatura al inglés, el francés, el alemán al chino, ¿Por qué no hacerlo al aymara, el quechua o el guaraní?, preguntó.
Hilari consideró que los jóvenes bolivianos no deben dejarse engañar respecto a la riqueza de las lenguas originarias, pues tienen el mismo valor que las europeas.
Al referirse a las dificultades de la traducción de El principito, subrayó que en el aymara no existen palabras como “golf” o “bridge”, pero explicó que él y su colega encontraron 10 formas de crear palabras.
Sin embargo, destacó que en el libro de Saint-Exupéry existen expresiones que guardan mucha relación con el corazón, lo que se traduce como el “sentipensar” de los aymaras.
“Eso también tenemos que compartirlo con los jóvenes”, expresó.
Destacó el traductor que esta labor él y su colega la realizan “ad honorem”, pues tienen que buscar el sustento en otras actividades.
“Algunos de nosotros somos licenciados y tenemos que vivir de otra cosa -explicó-, a veces como gremialistas, y aun así insistimos en mostrar las posibilidades de nuestra lengua”.
“Nuestro sueño es que, más temprano que tarde, podamos presentar nuestro trabajo y el de otros colegas en un stand que promueva las lenguas originarias en la Feria Internacional del Libro de La Paz”, concluyó uno de los traductores de El Principito al aymara.
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