Sostuvo que el acuerdo fue logrado por el ministro de Defensa, Jorge Chávez, como parte de entendimientos alcanzados en una visita a Washington iniciada el 4 de agosto y de la que retornará mañana.
Adelantó que Washington pondrá fin a la suspensión de la interdicción de aviones de narcotraficantes, tarea a cargo de la Fuerza Aérea Peruana (FAP) que, por convenios que anudan la lucha antinarcóticos a Estados Unidos, supervisa este país.
El veto a esa intervención se debe a que Estados Unidos ha vetado el uso de la llamada interdicción aérea a raíz de una tragedia registrada hace 22 años.
La prohibición, enmarcada en la influencia de Washington sobre la política peruana antidrogas, se debe a que en 2001 una operación supervisada por la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA) terminó con la muerte de una familia de misioneros religiosos.
En el grave incidente, el hidroavión, que no respondía a la orden de aterrizar por problemas de comunicación radial, fue derribado por un avión de combate de la FAP, previa consulta a los agentes de la CIA que monitoreaban la operación y que dejaron la decisión final, según dijeron, en manos del piloto peruano..
El primer ministro Alberto Otárola dijo que tras el nuevo acuerdo, los carteles de la droga que invaden cielos peruanos deben estar notificados de que e país los combatirá sin contemplaciones.
Sin embargo, eso puede no incluir el derribo de las llamadas narcoavionetas, considerando el carácter no letal de la interdicción a reiniciarse, señalado por Otárola, quien dijo que el ministro de Defensa dará detalles tras su retorno, mañana.
Debido al veto, las fuerzas antinarcóticos solo pueden emboscar a las avionetas en tierra, para detener a los ocupantes e incautar la droga que traigan o pretendan embarcar con destino a países fronterizos y destruir las pistas clandestinas de aterrizaje.
El primer ministro declaró igualmente que los acuerdos incluyen la mejora de 24 helicópteros peruanos y la adquisición de radares para la vigilancia aérea de las fronteras, atravesadas con frecuencia por vuelos clandestinos de narcotraficantes.
También implican, dijo, una colaboración intensa antidrogas, aunque la agencia antidrogas de Estados Unidos (DEA) tiene desde hace décadas presencia en Perú e influencia en la materia.
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