Por Nara Romero Rams
Corresponsal jefe de Prensa Latina en Etiopía
También conocido como el Festival de Debre Tabor o Festival de la Transfiguración, Buhe es una de las nueve celebraciones religiosas y culturales realizadas al aire libre que transcurre de agosto y septiembre que celebra el aparente fin de la temporada de lluvia.
Según expertos, esta tradición de más de mil 600 años simboliza la transfiguración de Jesucristo en el Monte Tabor en Israel y fue acompañada con una voz atronadora desde el cielo en la que Dios ha dicho que Jesús es el Hijo de Dios y que todos deberían prestarle atención.
Aunque algunos la comparan con el Halloween de los anglófonos, Buhe es estrictamente etíope y no se celebra en ningún otro país del mundo.
Narra la historia que unos pastores con sus ovejas bajo el monte Tabor demoraban más de la cuenta en regresar a casa y, preocupados por sus hijos, prepararon hogazas de pan más pequeñas que llevaron para los niños, quienes luego las distribuyeron entre los pobres de sus comunidades como gesto de compasión.
Esa tradición se mantiene en la actualidad. Los niños reciben hogazas de pan que recogen y entregan a los pobres en las iglesias, además de confeccionar látigos con los troncos de los árboles y los hacen restallar en memoria del sonido del trueno escuchado por aquellos pastores en el Monte Debre Tabor.
“Hoya-Hoye” es cantado en agradecimiento a quienes les obsequiaron pan, en ocasiones incoherentes porque insertan nombres y añaden títulos que desean para el cabeza de familia que escucha sus cantos como manda la tradición.
LA CULTURA DE AGRADECER
Ese festival es una mezcla típica de creencias religiosas que muestra la cultura de compartir predominante en los pueblos de Etiopía, conocidos por su generosidad hacia los necesitados.
Buhe describe el amor sincero, la tolerancia y la generosidad entre los miembros de la comunidad y su compromiso con los valores sociales de interés mutuo para la familia, incluidos los niños. Muestra el reconocimiento y cuidado de sus valores culturales y religiosos.
Debido a su potencial, es considerado una gran oportunidad para convertirlo en un centro de atracción turística y, por qué no, registrarlo como uno de los patrimonios culturales intangibles de la humanidad de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura.
Como otros festivales culturales y religiosos sobrevivientes y modificados por sucesivas generacionales, puede explotarse como un medio para atraer turistas sin realizar otros cambios.
La tradición de picar pan mulmul hecho de trigo o cebada y disfrutar de la demostración sobre cómo hacer los látigos llamados localmente Jiraff son incentivos que contribuirían al crecimiento del turismo cultural en Etiopía.
Otro motivo asociado a esa celebración es que marca el final gradual de la temporada de lluvias en Etiopía, ocasión durante la cual los más pequeños llevan antorchas caseras y visten trajes típicos.
De igual modo, marca el final del ayuno Filseta dedicado a la Virgen María practicado por la Iglesia Ortodoxa que, junto a la liturgia, se registra del 7 al 22 de agosto de cada año. Como reemplazo de los regalos de mulmul, hogazas de pan más pequeñas de la tradición original, es entregado dinero en la actualidad.
Buhe también representa la esperanza y aspiración de una mejor cosecha para los agricultores con la llegada de la primavera.
Y va más allá, porque muestra la cohesión cultural milenaria entre las distintas etnias etíopes al declarar la paz y el amor no solo entre los miembros de una misma comunidad, sino también a los fieles de otras religiones.
En medio de un proceso de reconciliación y diálogo nacional tras un conflicto armado entre el gobierno y el Frente de Liberación Popular de Tigray que concluyó en noviembre pasado con la firma de un acuerdo de paz, sin duda festivales como Buhe traerán la sanación que tanto necesita el pueblo etíope.
De ahí la necesidad de una mayor documentación de su historia y rituales asociados para que las futuras generaciones conozcan su contenido en las formas originales y de por qué es único en el mundo. Aportaría además herramientas de aprendizaje para sociólogos y antropólogos.
EL OPTIMISMO DE BUHE
La promoción de valores como la paz y la amistad en estos festivales, sobre todo entre los jóvenes, se hace necesaria en la actualidad para la resolución de problemas de larga data en las comunidades, según la Comisión de Diálogo Nacional.
Buhe es sinónimo de optimismo social porque al terminar la temporada de lluvia los campos están sembrados y el color verde que predomina encima de la tierra trae la esperanza de una mejor cosecha.
Mantener viva la tradición de generación en generación es de vital importancia y demanda del accionar del gobierno, la sociedad civil y las asociaciones profesionales como guardianes de los valores religiosos y culturales que atesora.
¡Hoyahoye!, debe seguir en los cantos de los niños etíopes que van de casa en casa entre agosto y septiembre cada año anunciando la llegada de la primavera.
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