“Yo creo que (…) ha cumplido sobradamente la agenda de emergencia con la cual se encuentra, no es una agenda construida, él se encuentra (en noviembre de 2020) en una situación económica devastada y la ha reconstruido y está en proceso de reconstruir”, afirmó el portavoz presidencial, Jorge Richter.
Al intervenir en el programa Poder Medios y Miedos de Radio Éxito, el vocero recordó que Bolivia encamina un proceso de industrialización con sustitución de importaciones como pilar de su Modelo Económico Social Comunitario Productivo (Mescp).
Según Richter, el objetivo planteado por el mandatario es edificar 130 plantas industriales con una inversión ascendente a tres mil 600 millones de dólares.
Al mismo tiempo, la estatal Yacimientos de Litio Bolivianos (YLB) tiene el encargo de explotar y transformar ese mineral, y rubricó convenios con dos empresas chinas y una rusa que ya comprometieron dos mil 800 millones de dólares como inversionistas.
Las autoridades bolivianas sostienen que se trata de un modelo de negocio soberano para el procesamiento del mineral en los salares con la tecnología de extracción directa (EDL).
En un contexto de transformación global de la matriz energética hacia la electromovilidad, Bolivia proyecta generar ingresos que solo con la comercialización de este producto se estiman en nueve mil 600 millones de dólares en 2026.
Richter considera que llegar a este momento es resultado de la estrategia y las acciones del Gobierno para reconducir a un país con una economía “devastada”.
El portavoz calificó de “muy buena presidencia” la de Arce, pues una vez que ganó las elecciones en 2020 con más del 55 por ciento de los votos inició una gestión en circunstancias difíciles.
Indicó que enfrentó la lucha contra la pandemia de Covid-19 y la crisis económica legada por el gobierno de facto de Jeanine Áñez (2019-2020), caracterizado por la corrupción, al tiempo de restablecer la actividad escolar, clausurada por aquel régimen.
Recordó que el Ejecutivo de Arce adquirió vacunas para combatir la enfermedad e iniciar la reconstrucción de la economía, llevada a indicadores negativos por Áñez y sus aliados.
Tras el rescate de la democracia en los comicios de 2020, el Gobierno financió el bono social contra el Hambre y puso en práctica un grupo de iniciativas como parte del Mescp.
Ya en 2023, el producto interno bruto de Bolivia fue de 2,3 por ciento en el primer trimestre y la inflación acumulada hasta julio apenas llegó a 1,16 puntos porcentuales, una de las más bajas del mundo en un contexto externo adverso.
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